Sus lanzamientos suelen realizarse a nivel del mar. ¿Por qué? De primeras, parece una buena idea, ya que podría recortar miles de metros el viaje, con el consiguiente ahorro de combustible. Pero...
Las
misiones espaciales suelen comenzar en puntos de lanzamiento situados
a nivel del mar por una buena razón: el auténtico reto de los
ingenieros no es tanto hacer que el cohete
llegue hasta el espacio como conseguir que permanezca en él. Para
lograrlo tienen que ser capaces de propulsarlo con suficiente fuerza
como para que alcance una velocidad determinada, que garantiza el
éxito del lanzamiento.
De
ahí que enviar las naves desde lo alto de las montañas añadiría
más dificultades que ventajas, ya que restaría tiempo al bólido
para alcanzar la velocidad necesaria. Además, los depósitos de
combustible tienen capacidad de sobra como para hacer que el vehículo
abandone la atmósfera terrestre partiendo desde cualquier lugar de
la Tierra. Lanzar un cohete desde un punto más cercano al final de
la atmósfera no ayuda, pero hacerlo desde el punto más cercano al
ecuador que sea posible sí lo hace. De hecho, todos los países
tratan de hacerse hueco en algún lugar cercano a esta latitud.
La
explicación es que la rotación de la Tierra produce una resistencia
menor en este lugar de la superficie del planeta, lo que significa
que la velocidad necesaria para viajar hasta el espacio desde el
ecuador, y no caer de vuelta, es la mínima posible en nuestro
pequeño punto azul.
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