El documento tiene 300 años de antigüedad.
Investigadores
japoneses de la Universidad de Mie han descubierto un valiosísimo
documento de hace 300 años, que contiene el juramento de un antiguo
guerrero ninja llamado Inosuke Kizu, quien perteneció a un antiguo
clan que operaba en las montañas cercanas a Kioto.
En
el documento, el guerrero agradece el aprendizaje al que ha sido
sometido, y se compromete a no revelar todos los secretos que le han
enseñado, ni siquiera a su propios hijos. Y que si infringe esa
promesa será castigado por sesenta dioses.
El
pergamino, escrito en caligrafía nipona, formaba parte de un lote de
130 legajos donado por una familia –algunos de cuyos antepasados
fueron miembros de esta extirpe de guerreros de élite– a la
universidad.
Los
ninjas fueron mercenarios entrenados en las técnicas de sabotaje,
combate cuerpo a cuerpo y en la guerra de guerrillas. Se cree que
aparecieron en el siglo VI, pero vivieron su período de máximo
esplendor en el XV, durante el medievo japonés. A partir del cual se
iniciaría su declive.
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