Se
trata de unas bacterias beneficiosas que incluso llega a combatir a
otras bacterias potencialmente nocivas.
Desde
la aparición de los primeros yogures con bífidus hemos asociado
este término con el bienestar digestivo pero, ¿sabemos exactamente
qué es bífidus y cómo actúa en nuestro organismo? Para entenderlo
tenemos que empezar hablando de la microbiota, comúnmente conocida
como “flora intestinal”. Se trata de un conjunto de bacterias que
habita en nuestro intestino y que en su mayoría aportan diversidad y
equilibrio. Cuidar la microbiota a través de la alimentación
debería ser una prioridad, aunque por desgracia solo nos acordamos
de ella cuando empiezan a aparecer los primeros síntomas de
malestar.
La
microbiota se empieza a formar en el momento del parto, y muchas de
esas bacterias se adquieren a través de la lactancia materna. En
este periodo las bacterias predominantes son nuestras amigas las
bifidobacterias, más conocidas, para el consumidor, como bífidus. A
medida que crecemos la microbiota se va modificando, se calcula que
se puede llegar a tener unas 1.000 especies diferentes, la mayoría
beneficiosas aunque también existen bacterias nocivas.
Las
bifidobacterias son unas bacterias beneficiosas para nuestra salud
que incluso llega a combatir a otras bacterias potencialmente
nocivas. La ingesta de probiótico no solo nos ayuda a mantener la
salud de nuestra microbiota intestinal, sino que también puede
mejorar la absorción de nutrientes, entre otras cosas.
¿Qué productos contienen bífidus?
Generalmente
asociamos el consumo de bífidus con los lácteos, ya que en el caso
del yogur, las bacterias se utilizan para que se produzca la
fermentación. Los encurtidos, el chucrut de col alemán, o el miso
japonés también son alimentos en los que se ha producido una
fermentación. Actualmente podemos encontrar una gran cantidad de
productos en el mercado con estas características, en su mayoría
yogures, quesos, batidos o diferentes preparados lácteos.
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