Si
estás leyendo esto, es probable que te centres más en los detalles
del texto que en su significado global. O eso dicen los científicos.
Cada
vez se lee más… en pantalla. Nos pasamos el día encorvados sobre
nuestros tablets y smartphones, y hasta los periódicos con más
solera migran del papel a la web móvil.
El
abandono de la lectura analógica por la digital tiene efectos en la
forma de trabajar de nuestro cerebro,
según un experimento de científicos de la Universidad Carnegie
Mellon y el Darmouth College de Pittsburgh.
Estos
investigadores han comprobado que quienes
leen en pantalla tienden a quedarse en los pequeños detalles
y
se pierden los significados. Retienen lo anecdótico y concreto, pero
se les escapan las ideas que informan el contenido. Es decir, que se
reduce su capacidad de abstracción.
Cada
vez se lee más… en pantalla. Nos pasamos el día encorvados sobre
nuestros tablets y smartphones, y hasta los periódicos con más
solera migran del papel a la web móvil. El
abandono de la lectura analógica por la digital tiene efectos en la
forma de trabajar de nuestro cerebro,
según un experimento de científicos de la Universidad Carnegie
Mellon y el Darmouth College de Pittsburgh.
Estos
investigadores han comprobado que quienes
lee en pantallas tienden a quedarse en los pequeños detalles
y se pierden los significados. Retienen lo anecdótico y concreto,
pero se les escapan las ideas que informan el contenido. Es decir,
que se
reduce su capacidad de abstracción.
De
hallarse en lo cierto, este trabajo daría la razón a quienes
defienden que el
aluvión de datos propio de internet nos está haciendo más
superficiales,
incapaces de un pensamiento profundo y ajenos a la concentración y
la contemplación.
Digital vs. analógico
Los
participantes del estudio debían realizar varias tareas: rellenar
un formulario, leer una historia breve y comparar modelos de coches.
Para ello, se
dividieron en dos grupos;
uno que completaba las pruebas en papel y otro que lo hacía sobre
una pantalla.
Los
que utilizaban ordenadores captaban datos aislados, mientras que los
"analógicos"
obtenían unos resultados mucho mejores en la interpretación del
contenido.
En el test sobre la comprensión del relato corto, los que lo habían
leído impreso entendieron mucho mejor el sentido de la narración y
los que lo habían leído en formato digital recordaban más los
detalles.
En
la comparación de los coches, el 66 % de los que la habían leído
en papel acertaban al decir cuál era el mejor modelo, frente al 43
% de los que la habían visto en una pantalla.
Los
autores del estudio creen que "las crecientes exigencias de la
multitarea,
la
atención dividida y la
sobreabundancia de información propias del uso de las tecnologías
digitales podrían
hacer que las personas prefirieran tareas menos exigentes que el
pensamiento abstracto". Agobiados por el alud de datos online y
el salto de una actividad a otra, escogeríamos refugiarnos en tareas
congnitivas facilonas.
Los
científicos no se atreven a decir si este cambio será negativo o
positivo a largo plazo, pero no dudan de una cosa: lo digital está
cambiando nuestra forma de procesar
y entender el mundo, en especial en las generaciones nacidas ya en la
era de internet.
El
abandono de la lectura analógica por la digital tiene efectos en la
forma de trabajar de nuestro cerebro.
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