COMILLAS
Signo
ortográfico doble del cual se usan diferentes tipos en español: las
comillas angulares, también llamadas latinas o españolas (« »),
las inglesas (“ ”) y las simples (‘ ’). Las comillas inglesas
y las simples se escriben en la parte alta del renglón, mientras que
las angulares se escriben centradas. En los textos impresos, se
recomienda utilizar en primera instancia las comillas angulares,
reservando los otros tipos para cuando deban entrecomillarse partes
de un texto ya entrecomillado. En este caso, las comillas simples se
emplearán en último lugar: «Antonio me dijo: “Vaya ‘cacharro’
que se ha comprado Julián”». Las comillas se escriben pegadas
a la primera y la última palabra del período que enmarcan, y
separadas por un espacio de las palabras o signos que las preceden o
las siguen; pero si lo que sigue a las comillas de cierre es un signo
de puntuación, no se deja espacio entre ambos.
a)
Para enmarcar la reproducción de citas textuales. Si el texto que se
reproduce consta de varios párrafos, antes era costumbre colocar
comillas de cierre al comienzo de cada uno de ellos (salvo, claro
está, en el primero, que se inicia con comillas de apertura):
Dice
Rafael Lapesa en su obra Historia de la lengua española, a
propósito de los germanos:
«En
el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos —vándalos,
suevos y alanos— atravesaba el Pirineo y caía sobre España
[...].
»Así
quedó cumplida la amenaza que secularmente venía pesando desde el
Rhin y el Danubio».
Hoy,
lo normal es reproducir la cita con sangrado respecto del resto del
texto y generalmente en un cuerpo menor. En ese caso, ya no son
necesarias las comillas:
Dice
Rafael Lapesa en su obra Historia de la lengua española, a
propósito de los germanos:
En
el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos —vándalos,
suevos y alanos— atravesaba el Pirineo y caía sobre España
[...].
Así
quedó cumplida la amenaza que secularmente venía pesando desde el
Rhin y el Danubio.
Cuando
se intercala un comentario del transcriptor de la cita, este debe
enmarcarse entre rayas, sin necesidad de cerrar las comillas para
volverlas a abrir después del inciso: «Es imprescindible
—señaló el ministro— que se refuercen los controles
sanitarios en las fronteras».
También
se encierran entre comillas las palabras textuales que se reproducen
dentro de un enunciado en estilo indirecto: «Desde Medicus Mundi
reconocieron ayer sentir “impotencia y congoja” por este
asesinato y exigieron “un compromiso de las autoridades para el
esclarecimiento de estos graves hechos”» (País@[Esp.]
12.6.00). La inclusión, a través de las comillas, de un texto
literal dentro de un enunciado en estilo indirecto es aceptable
siempre y cuando no se incumpla alguna de las condiciones impuestas
por el estilo indirecto, como, por ejemplo, la correlación de
tiempos verbales o los cambios en determinados pronombres o
adverbios. No sería aceptable, por tanto, un enunciado como el
siguiente: x
Mi madre nos recomendó que «no salgáis a la calle sin abrigo».
b)
Para encerrar, en las obras literarias de carácter narrativo, los
textos que reproducen de forma directa los pensamientos de los
personajes: «“¡Hasta en latín sabía maldecir el pillastre!”,
pensó el padre» (Clarín Regenta [Esp. 1884-85]). Cuando
los pensamientos del personaje ocupan varios párrafos, se colocan
comillas de cierre al comienzo de cada uno de ellos (salvo, claro
está, en el primero, que se inicia con comillas de apertura):
«“¡Oh,
a él, a don Álvaro Mesía le pasaba aquello! ¿Y el ridículo? ¡Qué
diría Visita, [...] qué diría el mundo entero!
”Dirían
que un cura le había derrotado. ¡Aquello pedía sangre! Sí, pero
esta era otra”. Si don Álvaro se figuraba al Magistral vestido de
levita, acudiendo a un duelo a que él le retaba... sentía
escalofríos» (Clarín Regenta [Esp. 1884-85]).
c)
Para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar,
procede de otra lengua o se utiliza irónicamente o con un sentido
especial: Dijo que la comida llevaba muchas «especies»; En el
salón han puesto una «boiserie» que les ha costado un dineral;
Parece que últimamente le va muy bien en sus «negocios». En
textos impresos en letra redonda es más frecuente y recomendable
reproducir los extranjerismos crudos en letra cursiva que escribirlos
entrecomillados.
d)
Cuando en un texto manuscrito se comenta un término desde el punto
de vista lingüístico, este se escribe entrecomillado: La palabra
«cándido» es esdrújula. En los textos impresos, en lugar de
usar las comillas, se escribe el término en un tipo de letra
diferente al de la frase en que va inserto (en cursiva si el texto
normal va en redonda, o en redonda si el texto normal va en cursiva).
e)
En obras de carácter lingüístico, las comillas simples se utilizan
para enmarcar los significados: La voz apicultura está
formada a partir de los términos latinos apis ‘abeja’ y
cultura ‘cultivo, crianza’.
f)
Se usan las comillas para citar el título de un artículo, un poema,
un capítulo de un libro, un reportaje o, en general, cualquier parte
dependiente dentro de una publicación; los títulos de los libros,
por el contrario, se escriben en cursiva cuando aparecen en textos
impresos en letra redonda (o viceversa, en redonda si el texto normal
va en cursiva): Ha publicado un interesante artículo titulado «El
léxico de hoy» en el libro El lenguaje en los medios de
comunicación, libro en el que han participado varios autores.
a)
Los signos de puntuación correspondientes al período en el que va
inserto el texto entre comillas se colocan siempre después de las
comillas de cierre:
Sus
palabras fueron: «No lo haré»; pero al final nos ayudó.
¿De
verdad ha dicho «hasta nunca»?
b)
El texto que va dentro de las comillas tiene una puntuación
independiente y lleva sus propios signos ortográficos. Por eso, si
el enunciado entre comillas es interrogativo o exclamativo, los
signos de interrogación y exclamación se escriben dentro de las
comillas:
Le
preguntó al conserje: «¿Dónde están los baños, por favor?».
«¡Qué
ganas tengo de que lleguen las vacaciones!», exclamó.
De
esta regla debe excluirse el punto, que se escribirá detrás de las
comillas de cierre cuando el texto entrecomillado ocupe la parte
final de un enunciado o de un texto.
c)
Cuando lo que va entrecomillado constituye el final de un enunciado o
de un texto, debe colocarse punto detrás de las comillas de cierre,
incluso si delante de las comillas va un signo de cierre de
interrogación o de exclamación, o puntos suspensivos:
«No
está el horno para bollos». Con estas palabras zanjó la discusión
y se marchó.
«¿Dónde
te crees que vas?». Esa pregunta lo detuvo en seco.
«Si
pudiera decirle lo que pienso realmente...». A Pedro no le resultaba
fácil hablar con sinceridad.
En
el caso de que deba colocarse una llamada de nota que afecte a todo
el texto entrecomillado, esta debe colocarse entre las comillas de
cierre y el punto:
Rafael
Lapesa señalaba que «es muy discutido el posible influjo de las
lenguas indígenas en la pronunciación del español de América»1.
1
Historia de la lengua española, p. 545.
Si
la nota solo hace referencia a la última palabra del texto
entrecomillado, la llamada debe colocarse delante de las comillas de
cierre:
Rodolfo
Lenz llegó a afirmar que el habla vulgar de Chile era
«principalmente español con sonidos araucanos1».
1
El araucano o mapuche es la lengua que hablaban los
naturales de la antigua región de Arauco, en la zona central de
Chile.
Real
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