Premio
Pulitzer 1998. Una obra genuina en la que nos muestra a los
personajes con toda la crudeza de sus virtudes y miserias.
El
protagonista de la novela es Seymour Levov, el Sueco. El Sueco es el
prototipo del triunfador, la encarnación del sueño americano. Ya en
la escuela destacaba como un excelente atleta, siempre alegre y
físicamente atractivo; se enroló en los marines y más tarde se
casó con toda una belleza, Dawn [Alba, Amanecer], Miss New Jersey
1949, con quien tuvo una hija, Merry. Se hizo cargo del negocio de su
padre, el primer Levov en los Estados Unidos, y ganó lo suficiente
como para comprar una gran mansión. Todo discurría plácidamente
hasta que su hija Marry se unió en 1968 a un grupo político opuesto
a la intervención norteamericana en Vietnam. Durante una de las
escaramuzas políticas una persona muere al estallar una bomba y
Merry tiene que huir. A partir de ese incidente la vida del Sueco se
desmorona.
¿Qué
ha ocurrido -parece ser el interrogante de la novela- para que la
hija de una buena, patriota y tradicional familia norteamericana se
convierta en una prófuga de la justicia? Parece que la intención de
Roth fuera la de desenmascarar la falacia del sueño norteamericano.
La
saga de la familia Levov bien puede ser entendida como metáfora
sangrante de la sociedad norteamericana en su conjunto. No en vano la
novela finaliza con dos interrogaciones: “¿Y qué tiene de malo la
vida de los Levov? ¿Qué hay en este mundo menos reprensible que la
vida de los Levov?.
Roth
sintetiza el sentido profundo de casi un siglo de historia americana
a través de los Levov, que son, al mismo tiempo, carne tangible (y
alma compleja) y símbolo perfecto de la construcción y degradación
de un mito.
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