Peggy
Gilbert no protagonizó ninguna revolución dentro del jazz, pero fue
una de las pocas personas que podía presumir de haber vivido un
siglo de esta música elevada.
La saxofonista y multiinstrumentista fallecida
en Los Angeles (California) a los 102 años, mostró
una insólita vitalidad que la mantuvo en activo hasta finales de la
década de los 90.
Participó
en el documental 'Peggy Gilbert and her all-girl band', de la
realizadora y musicóloga Jeannie Pool, en el que se daba cuenta de
su prolífica trayectoria artística. Hoy el mundo del jazz la
recuerda a través de ese retrato cinematográfico en el que ella
aparecía como lo que era: una
suerte de heroína del jazz,
ya que fue una de las pocas mujeres que durante el pasado siglo había
liderado sus propias formaciones musicales, como la Dixie Belles,
probablemente su grupo más famoso, integrado exclusivamente por
mujeres de avanzada edad. Se formó en 1974, cuando Peggy Gilbert
había cumplido los 69 años. El dato lo dice todo sobre esta
incansable dama.
Nacida
en Sioux City, Iowa (1905), Margaret Fern Knechtges -éste era su
verdadero nombre- inició sus primeros estudios musicales junto a su
padre, violinista de profesión, para después, contagiada por esa
música endiablada que llegaba a través de las emisoras de radio,
decantarse por el saxo tenor y formar su primera banda, las Melody
Girls.
Durante
la década dorada del swing orquestal, los años 30 del siglo pasado,
Peggy Gilbert y sus muchachas realizaron numerosas giras a lo largo y
ancho de Estados Unidos, anunciándose con distintos nombres: Peggy
Gilbert & Her Metro Goldwyn Orchestra, Peggy Gilbert & Her
Symphonics o Peggy Gilbert & Her Codees. En aquel tiempo no era
nada habitual que una banda de mujeres compartiera tarima en espacios
reservados para hombres y lo más que se permitía era ese tipo de
formaciones dirigidas a distraer todos los sentidos del público.
Billy
Wilder lo retrató en 'Con
faldas y a loco',
donde el grupo de chicas que aparece bien podía ser el de Gilbert y
compañía. Pero la saxofonista reivindicó siempre el espacio de la
mujer en el jazz, compitiendo junto a poderosas orquestas masculinas
de la época, como las de Benny Goodman o Louis Prima, o escribiendo
artículos para prestigiosas revistas como Down Beat: ¿Por qué las
mujeres somos inferiores? (abril, 1938).
Su
andadura por el jazz se vio igualmente reflejada
en numerosos programas de radio y televisión,
así como en diversas películas (The Wet Parade, Melody for two o
The Great Waltz) y en organizaciones como la Federación Americana de
Músicos, cuya sede local de Los Angeles presidió. Las mayores
conquistas de la saxofonista se ajustaron a su actividad al frente de
las Dixie Belles, con las que grabó un disco de título homónimo en
1986 para el sello Cambria producido por la mencionada Jeannie Pool.
La formación en su última etapa estaba compuesta por la trompetista
Marnie Wells, la también saxofonista y clarinetista Natalie Robin,
la pianista Georgia Shilling, la contrabajista Pearl Powers y la
baterista Jerrie Thill.
Durante
los últimos 20 años, fue distinguida con varios premios y
galardones por parte de la industria jazzística y cinematográfica
de Los Angeles, y escribió numerosos artículos y ensayos en la
prensa estadounidense. Al final de una dilatada vida como la suya,
nadie puede dudar de que Peggy ha sido una jazzista de armas tomar.
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