Poeta
español
cuya obra expresó, especialmente en su fase inicial, una insólita
visión positiva del mundo a través de una continuada celebración
de la existencia. Perteneciente a la Generación del 27, su
producción es un paradigma de la denominada «poesía pura»,
corriente en la que también se inscriben los primeros libros de
muchos de sus compañeros de generación.
Desde
sus inicios, la poesía de Jorge Guillen quedó totalmente exenta de
la ornamentación del agonizante modernismo para centrarse únicamente
en la palabra depurada y ceñida al contenido con la máxima
precisión. Esta búsqueda del rigor verbal hizo que tardase varios
años en escribir su primer libro, Cántico,
cuya primera edición, de 1928, fue ampliada sucesivamente hasta
1950.
El
subtítulo de esta obra, Fe
de vida,
ofrece una idea exacta de su concepción poética, caracterizada por
la actitud apasionada ante el maravilloso espectáculo de la
existencia. El entusiasmo de Guillén se expresa de una manera
estructurada y clasicista, rigurosa en la expresión intelectual, lo
que ha llevado a relacionarlo con Paul
Valéry
a pesar de que su radical optimismo contrasta con el enfoque negativo
del autor francés. La armonía del universo y la afirmación vital
del hombre que lo contempla y celebra hasta en sus aspectos más
vulgares es el principio esencial del poeta, que se muestra ajeno a
toda imperfección.
Las
fuerzas contrarias a esta plenitud, representadas por los conflictos
políticos, comparecieron en una segunda etapa, constituida por las
tres partes de Clamor, tituladas Maremagnum (1957), Que
van a dar en la mar (1960) y A la altura de las circunstancias
(1963). La conciencia de las realidades dolorosas implica un tono más
grave y elegíaco, a la vez que las formas concisas de la primera
época dejan paso a un discurso pausado en el que tienen cabida las
construcciones largas y los poemas en prosa. A pesar de que el autor
no renuncia a su emocionada postura inicial, la nostalgia del pasado,
el paso del tiempo y la reflexión sobre la vejez contribuyen a que
su voz se tiña de melancolía.
Por
el contrario, Homenaje (1967) supone un retorno al enfoque de
Cántico y recupera su impulso primordial de comunicación,
con versos consagrados a la cultura, el amor y la amistad, aunque
también al presentimiento de la muerte. Sus últimas obras fueron Y
otros poemas (1973), con una parte dedicada a la tarea poética,
y Final (1982), que según dijo el autor aclaraba o introducía
variantes a sus creaciones anteriores. Premio Cervantes en 1976,
desarrolló una sustanciosa labor crítica entre la que cabe destacar
el libro Lenguaje y poesía (1962).
No hay comentarios:
Publicar un comentario