Gordio
era un labrador de Frigia (actual Anatolia, en Turquía) que tenía
por toda riqueza su carreta y sus bueyes. Cuando los frigios
decidieron que necesitaban un rey consultaron al oráculo y éste les
respondió que se escogieran al primer hombre que vieran subido en un
carro. Aquel hombre fue Gordio. Proclamado rey de Frigia, fundó la
ciudad que lleva su nombre y, en señal de agradecimiento, ofreció
al templo de Zeus su carro y ató la lanza y el yugo con un nudo
cuyos cabos se escondían en el interior, tan
complicado según cuenta la leyenda que nadie lo podía soltar.
Cuando Alejandro Magno se apoderó de Frigia, supo que una antigua
tradición prometía el imperio universal al que desatara aquel nudo.
La leyenda popular cuenta que cortó el nudo con su espada.
El
término "nudo gordiano" ha permanecido en el lenguaje para
dar nombre a una dificultad
que no se puede resolver, a un obstáculo difícil de
salvar. Y "cortar el nudo gordiano" significa resolver
tajantemente y sin contemplaciones un problema.
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