A
pesar de que hoy en día es una de las celebraciones más
consumistas y que más beneficios generan a infinidad de comercios,
el Día de
San Valentín en sus orígenes no fue inventado por unos grandes
almacenes (tal y como señalan algunos), aunque fue hábilmente
aprovechada por los empresarios para sacar una buena tajada de una
fecha tan señalada en el calendario.
Pero
el Día de San Valentín, como sinónimo del día de los enamorados
empezó a celebrarse quince siglos atrás, concretamente en el año
494 d.C, siendo auspiciado por el papa
Gelasio I,
quien tomó la medida de celebrar una festividad católica el 14 de
febrero, con el fin de anular y prohibir la fiesta
pagana de las Lupercales que
se celebraba desde la Antigua
Roma cada
15 de febrero en honor a Lupercus, protector
de los pastores y sus rebaños y como homenaje a la loba que
amamantó a los gemelos Rómulo
y Remo (destinados
a fundar Roma según las antiguas leyendas).
Desde
el siglo IV se había ido eliminando paulatinamente todas las
celebraciones paganas, siendo sustituidas o reconvertidas en otras de
carácter religioso.
Gelasio
I necesitaba
anteponer otra fiesta a la
celebración de las Lupercales,
por lo que escogió el del Santo que caía justo un día antes y que
había (supuestamente) vivido dos siglos antes: ‘San
Valentín’.
No
se tenía muy claro quién era este santo, que venía a suplir esa
importante fiesta pagana, pero alrededor de él se crearon infinidad
de leyendas (la mayoría desmentidas con el transcurso de los siglos)
que indicaban que Valentín había
sido bondadoso médico romano que decidió hacerse cristiano y
ordenarse como sacerdote, y como tal ofició un buen número de bodas
entre jóvenes enamorados. El
problema residía en que en aquella época (año 270 d.C) los
soldados no podían contraer matrimonio, pero muchos fueron los que
quisieron hacerlo para unirse a sus amadas. Según explica la
leyenda, el emperador
romano Claudio II se
enteró de lo que estaba realizando Valentín y ordeno ejecutarlo,
convirtiéndose el religioso en un mártir y referente de todos los
enamorados.
Al
menos esta es la historia que difundió la Iglesia
Católica para
justificar el hecho de instaurar, a partir del año 494 d.C, la
celebración del Día
de los enamorados en
lafestividad
de San Valentín y
por lo tanto así poder cargarse de un plumazo la fiesta pagana de
las Lupercales.
Y
como festividad religiosa se estuvo celebrando a lo largo de los
siguientes quince siglos (hasta 1969) año en el que bajo el
pontificado de Pablo
VI la
Iglesia Católica decidió eliminar San Valentín como festividad del
calendario postconciliar (acordado en el Concilio Vaticano II),
pasando a ser esta una fecha con santo pero sin celebración.
Pero
por aquel entonces la comercialización del Día de San Valentín
como fecha del Día de los Enamorados ya estaba totalmente instaurada
en la sociedad
de consumo.
Como
nota curiosa, indicar que el primer registro que existe sobre la
comercialización de esta fecha es el que señala a la
norteamericana Esther
A. Howland como
la precursora de la venta de tarjetas regalo con motivos románticos
y dibujos de enamorados que ideó y realizó a mediados de la década
de 1840, vendiéndolas por unos centavos en la librería que
regentaba su padre en Worcester (Massachusetts) y las cuales se
convirtieron en todo un éxito.
Cabe
destacar que varios son los santos llamados Valentín a los que se
les ha adjudicado ser el ‘santo’ al que se le dedicó el Día de
los Enamorados, no llegando a ningún acuerdo ni tan siquiera los
mismos miembros de la iglesia, por lo que las leyendas y mitos
alrededor de este personaje y sus diferentes procedencias son
múltiples, pudiendo encontrarnos con infinidad de iglesias que dicen
tener los restos de San Valentín.
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