Cuando alguien “pierde los estribos” por lo general es que ha perdido los nervios, se le ha acabado la paciencia y deja llevarse por sus más bajos instintos o sentimientos; mostrando una actitud impropia y fuera de todo comportamiento racional.
El origen lo tenemos algunos siglos atrás, cuando los caballos eran el medio de transporte común y el jinete controlaba al animal mediante (entre otras cosas) los estribos, que son unas piezas de metal o cuero por lo general, que se unían a la silla de montar mediante una tira ancha de cuero y donde el jinete posaba los pies.
Por lo tanto, si éste sacaba sin querer los pies de los estribos, existía la posibilidad de que perdiese el control sobre el caballo, evolucionando la expresión hasta el significado actual.
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