José María Carulla |
Esta expresión nace del empeñó de un abogado barcelonés llamado José María Carulla, que también fue asesor del papa Pío IX y que seguramente era un buen religioso. Y de esa profunda fe, porque de otra manera no se entiende, nació el afán de poner en verso la Biblia entera, sus más de 60 libros (depende de las versiones), uno detrás de otro. Y allá que se puso al trabajo consiguiendo escribir en verso al menos 4 libros lo que supone no poco mérito. De hecho, precisamente fue la Cruz de Mérito lo que la Santa Sede le otorgó por el trabajo. Pero no sólo obtuvo esa cruz como recompensa.
Y es que el resultado de su trabajo fue tan farragoso, ilegible, tostón e infumable, que en todas las tertulias de la época se hablaba de esta versión de las Santas Escrituras y tan popular se hizo su trabajo, por lo malo, que acabó dando lugar a la expresión.
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