Los que lo sufren sienten vértigo, mareo, palpitaciones y angustia al ver una obra de arte o cualquier imagen bella, como la de un paisaje.
El nombre se debe al novelista francés Stendhal, que visitó Florencia donde contempló la belleza de las iglesias y de los museos. Pero no fue hasta que visitó la iglesia de Santa Croce cuando sintió una sensación de ahogo y de vértigo que le obligó a salir a respirar.
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