Los científicos han comprobado que estas aves y los primates han evolucionado las mismas características de manera convergente, desarrollando capacidades cognitivas complejas en forma independiente.
Seguro
que has visto más de un vídeo en Youtube
de
loros realizando tareas de una cierta complejidad: abrir cajones,
utilizar herramientas para conseguir comida, memorizar ciertas
acciones, distinguir colores, etcétera. Habilidades que ni otros
animales ni otras aves (salvo contadas excepciones) han conseguido
desarrollar y que ahora un grupo de neurocientíficos de la
Universidad de Alberta parece haber conseguido desentrañar.
Para
analizar la inteligencia de estas aves estudiaron el cerebro de 98
especies de pájaros distintos: búhos,
patos, colibríes,
avestruces… de la colección de la Universidad de Lethbridge en
Alberta, Canadá. Y la conclusión fue toda una sorpresa: los loros,
al igual que los primates, tienen muy desarrollada una región del
cerebro que conecta las dos partes más grandes del mismo: la corteza
y cerebelo. En aves esta región se llama Núcleo Espiriforme Medial
(SpM, por sus siglas en inglés) y es exclusiva de los pájaros.
En
primates la región que transfiere información entre la corteza y el
cerebelo son los núcleos pontinos. Los científicos, al contrario de
lo que cabría esperar teniendo en cuenta que tanto los loros como
los primates tiene una
inteligencia mayor a la de otras aves y mamíferos,
comprobaron que los loros tienen unos núcleos pontinos pequeños,
pero que habían desarrollado enormemente otra estructura que cumplía
esta función: el SpM, en el tálamo. De hecho, en
los loros esta zona es entre 2 y 5 veces más grande que en otros
pájaros.
Esto
en
esencia significa que tanto los loros como los primates han
desarrollado las mismas características de manera independiente, lo
que se conoce como evolución convergente. Como explica Cristian
Gutiérrez-Ibáñez, uno de los autores de la investigación, a
National
Geographic España,
“la evolución convergente entre loros y primates nos sugiere que
una mayor capacidad de transferir información entre estas dos
regiones es importante para el desarrollo de habilidades cognitivas
más desarrolladas. Lo interesante es que esto ha ocurrido de manera
independiente y en regiones distintas en ambos grupos”.
Así
pues, estudiando el SpM en los pájaros, los investigadores esperan
descubrir principios más generales de cómo interactúan estas dos
regiones del cerebro, y cuál
es el rol exacto de esta interacción en la inteligencia.
Ahora,
explica el propio Gutiérrrez, habrá que estudiar el tamaño de esta
región en especies con cierta inteligencia, como los cuervos. “Los
córvidos son tan inteligentes como los loros
y por lo tanto uno esperaría que también tuvieran un SpM grande”,
señala. Analizar más a fondo esta estructura puede aportar luz
sobre el órgano más fascinante de la naturaleza. Es por ello que,
tal y como nos explica el propio investigador, “en el futuro planeo
hacer experimentos en loros y otros pájaros para determinar la
función de este núcleo. Por ejemplo, lesionándolo y ver como esto
afecta el comportamiento”.
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