El
yoga mejora nuestra salud mental y física. Repasamos los beneficios
del yoga según la ciencia.
Comprender
el mecanismo por el que determinadas posturas corporales influyen en
nuestros estados psicológicos es complejo, pero un estudio llevado a
cabo por investigadores de la Universidad de Londres (Reino Unido),
la Universidad de Ciencias Sociales y Humanidades de Poznan (Polonia)
y el Instituto
Universitario de Lisboa (Portugal) ha conseguido extraer
los numerosos beneficios para la salud que aporta la práctica del
yoga.
Los
expertos compararon el efecto de
las posturas de
tadasana, urdhva hastasana y garudasana yoga,
descubriendo que realizar
dos posturas sencillas de yoga durante dos minutos provocó en los
voluntarios una mejora de los sentimientos subjetivos de energía y
autoestima en comparación con el grupo de control
(independientemente de sus niveles iniciales de autoestima y
satisfacción). Detrás de este impulso de energía podría estar una
asociación con el funcionamiento del nervio vago, el más largo del
sistema nervioso autónomo responsable del funcionamiento
inconsciente del cuerpo como la respiración, la circulación
y
la digestión.
En
las últimas décadas el número de personas que practican yoga ha
aumentado exponencialmente, sobre todo en Occidente.
Y es que ya existen múltiples evidencias científicas que señalan
los
efectos positivos del yoga:
El
yoga alivia el dolor crónico:
Ayuda a controlar la enfermedad arterial coronaria, el asma, la
diabetes, el linfoma y el cáncer
de mama.
El
yoga ayuda a las personas que sufren de problemas de salud mental,
como depresión, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno
de estrés postraumático y esquizofrenia.
El
yoga mejora el bienestar psicológico de personas sanas,
incrementando la satisfacción con la vida y la autoestima, y
reduciendo el estrés
y
la ansiedad.
El
yoga reduce la fatiga
y
otorga, a su vez, una sensación de aumento de la energía.
¿Cómo
afectan las posturas del yoga al cuerpo?
Según
los autores, estos efectos pueden estar relacionados con un mecanismo
común: el
funcionamiento del nervio vago que conecta el cerebro con el cuerpo.
Desde el tronco
cerebral,
el nervio vago conecta los músculos faciales, el corazón, los
pulmones, el tracto digestivo, los riñones y los órganos
reproductivos. Es responsable de la regulación neural de las partes
del cuerpo necesarias para la comunicación:
la laringe, los ojos, los oídos internos y los músculos faciales
involucrados en las expresiones vocales y no vocales. También regula
nuestro comportamiento, pues su buen funcionamiento nos permite estar
tranquilos, relajados y seguros en relación con los demás.
Afortunadamente también es recíproco: sentirse tranquilo, relajado
y sociable también estimula el nervio vago.
'Nuestros
hallazgos sugieren que incluso una práctica corta de posturas de
yoga puede afectar positivamente al nervio vago, haciéndonos sentir
más satisfechos y felices', concluyen los autores.
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