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LA OBSESIÓN DE LOS BEACH BOYS CON THE BEATLES


La fijación de Brian Wilson con los de Liverpool generó algunos de los mejores discos de la historia.

La promesa de un verano eterno lleno de sol, playa, gente guapa y surf convirtieron a los Beach Boys en una sensación musical en tan solo un lustro. Su pop luminoso y arrebatador y sus arreglos vocálicos sedujeron a principios de los sesenta a millones de personas de todo el mundo y les hicieron soñar con playas, coches y romances en una idílica California.
El gran artífice de todo ello se llamaba (y se llama) Brian Wilson, un veinteañero con un excepcional talento para componer melodías redondas y letras pegadizas que, desde el principio, había constituido el motor de un grupo juvenil formado por hermanos, primos y amigos.


Wilson, de carácter retraído y ensoñador, había mostrado desde muy pequeño un gran talento para la música, que su exigente padre habría tornado para hacer realidad sus frustradas aspiraciones artísticas. El resultado era que el joven veinteañero era un músico talentoso, extremadamente competitivo y perennemente insatisfecho, así como un adulto emocionalmente inmaduro y altamente vulnerable.
Allá donde sus compañeros de grupo se entregaban a las regalías de la fama y el favor del público, Brian Wilson no se confirmaba con el éxito y los números uno. Su objetivo apuntaba a trascender, a una excelencia, que le llevaba no solo a trabajar en su música de manera obsesiva, sino en estudiar de la misma manera la de sus referentes.


Wilson, como ha admitido él mismo en diversas ocasiones, envidiaba el reconocimiento musical de The Beatles y veneraba el famoso muro de sonido de Phil Spector. Cuando tuvo la ocasión de escuchar antes de su lanzamiento Rubber Soul, el disco con el que el cuarteto de Liverpool abría la puerta a una nueva manera de entender su propio sonido que cristalizaría con el posterior Revolver, se dio cuenta de que se encontraba ante un cambio de paradigma, y que este se dirigía musicalmente hacia donde él quería ir.
Rubber Soul acentuó definitivamente el impulso de Brian Wilson de despedirse de las playas, las tablas de surf y los bólidos, y se encargó de hacerlo a lo grande, mediante faraónicas sesiones de grabación con músicos de estudio de primerísima fila, The Wrecking Crew, y la ayuda en las letras del reputado compositor de jingles Tony Asher, con un disco tan conceptualmente genial como megalómano titulado Pet Sounds
 

Pese a que Pet Sounds es considerado en la actualidad como uno de los mejores discos de la historia del pop, Wilson tuvo en su día que superar las reticencias de sus compañeros de grupo, contentos con estirar la fórmula beach boy original, y de la discográfica del grupo, que consideraba que aquel material no calaría entre el público demográfico habitual de la banda, juvenil y femenino.
Brian Wilson se sobrepuso a todo ello para sacar adelante su proyecto pero, acostumbrado al éxito absoluto y endiosado por una campaña promocional que proclamaba “Brian Wilson es un genio”, no supo encajar las comparativamente modestas ventas iniciales de Pet Sounds.


Para quien venía de enlazar número un con número uno, medio millón de discos vendidos y un top ten de ventas suponía, esencialmente, una bofetada a lo que consideraba como su obra definitiva. Solo el número 2 en las listas británicas y el reconocimiento casi unánime de la comunidad musical amortiguaría parcialmente el golpe.
Otro efecto imprevisto de Pet Sounds sería, que el disco serviría como acicate para que los Beatles diesen un paso más allá en el camino abierto por los Beach Boys, puesto sobre vinilo en Sgt. Peppers Lone Hearts Club Band
 

Cuenta la historia que cuando Brian Wilson escuchó por primera vez Strawberry Fields Forever en 1967, Brian Wilson se derrumbó. Había grabado un año antes Good Vibrations, lo más parecido a una catedral gótica en materia de canciones pop, y había pasado un año grabando Smile, que estaba destinado a ser el plus ultra de Pet Sounds, pero no vería la luz hasta décadas después. Wilson, consumido por su personaje, las drogas y su desmesurada presión por ser el mejor, tuvo que ver cómo, una vez más, los fab four se le adelantaban.

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