Las
primeras familias, concebidas como una asociación macho-hembra e
hijos, aparecieron en muy tempranos momentos de la historia.
El
ser humano, como buen mamífero que es, es
un ser social que necesita de la interacción con otros seres y de la
vida en comunidad.
Además, el mayor tiempo de gestación de los mamíferos hace que se
cree un fuerte vínculo con la prole y que los progenitores se
encarguen de su cuidado y atención durante los primeros años. Estos
dos elementos intrínsecos en el ser humano explican el surgimiento
de la familia
como asociación ya en la prehistoria.
Es
probable que los
homínidos primitivos, hace ya 4 millones de años, establecieran
este tipo de uniones macho-hembra e hijos
igual que establecieron las primeras colonias humanas: con el fin de
asegurar la supervivencia y cubrir las necesidades de la comunidad.
Como el cuidado de las crías se dilataba en el tiempo, la
colaboración entre hombres y mujeres se hacía indispensable y la
desaparición del celo en las hembras conforme la especie fue
diferenciándose de los primates ayudó a establecer
una unión duradera a través de parejas más o menos estables.
En ‘La
Ciudad Antigua’,
libro de Fustel
Coulanges,
se expone la idea de que lo que unía a las familias antiguas era el
culto a los antepasados, característica que ya se observa en los
neandertales.
Además, este proceso de crianza implicaría una educación y
adiestramiento de la descendencia para enseñarles a cazar,
recolectar y organizarse. La familia, por lo tanto, sería una
especie de jerarquía
social de pequeño tamaño
cuyo fin volvía a ser, entre otros, la superviviencia.
La
tendencia general dentro de la estructura familiar, que se ha
repetido a lo largo y ancho del mundo, era una
jerarquización encabezada por el hombre
que era considerado más fuerte y, debido a su edad, más sabio.
Existen excepciones en las que las mujeres tomaban las riendas de la
situación, se
encargaban de la organización interna de la familia e incluso eran
responsables de su economía.
Especialmente sonados son los casos de las familias de Esaprta
y de los países nórdicos. En ambos casos el papel de las mujeres
podía incluir hasta entrenamiento
militar.
Esta equiparación de roles iría ganándose poco a poco, pero en
muchos casos la dominación del hombre sobre su esposa y sus hijos se
mantuvo como estándar hasta mediados-finales del siglo XX.
Etimología
de 'familia'
El
origen del término ‘familia’
no termina de aclararse y expertos
de todo el mundo siguen discutiéndolo.
Su etimología más probable es en la que deriva del término latino
y de raíz itálica ‘famulus’,
que se traduce como “esclavo”
o “siervo”. Se cree que este
término era equivalente a ‘patrimonio’ e incluía a los esclavos
que poseía una persona.
También se suele asociar con el conjunto de personas que vivían en
una misma casa. Los historiadores ven en la familia el origen de
civilizaciones como la
asiria, la griega o la romana.
El
concepto de familia comenzó a aplicarse a las uniones maritales o en
casos de consanguineidad, pero acabó por extenderse a relaciones más
amplias y la progresiva aceptación de las distintas identidades
sexuales ha permitido incluir una gran variedad de casos que reflejan
la compleja situación social actual. Desde 1994 la ONU declaró el
15 de mayo como Día Internacional de la Familia para resaltar la
importancia de esta estructura social.
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