Nuestro cerebro relaciona las melodías alegres con tonos cálidos y vivos; las tristes, con tonos oscuros.
Imagina
que eres el encargado de elegir los colores para la portada del
próximo álbum de Madonna ¿qué tonos de la cuadrícula inferior
elegirías para la 'reina del pop'? ¿A qué no serían los mismos
que para el último disco de un grupo de heavy metal o de punk? Lo
más probable es que no.
Stephen
E. Palmer, científico de la Universidad de California en Berkley,
lleva varios años trabajando en un proyecto emocionante: demostrar
cómo nuestros cerebros están diseñados para establecer conexiones
entre el color y la música según cómo éstas nos hacen sentir y
las emociones que nos proporcionan.
En
una investigación reciente, Palmer y sus colegas pidieron a 30
personas que escucharan 4 canciones diferentes y eligiesen qué
colores pegan más con la melodía que estaban escuchando dentro de
una gama de 37 tonos diferentes. Para que te metas en el papel de los
voluntarios que visitaron el laboratorio de Berkley, te dejamos las
canciones que escucharon para que tú mismo elijas los colores que
crees que pegan más con cada tema.
¿Qué colores pegan más con estas canciones?
A.
La primera canción que Palmer puso a sus voluntarios fue el
concierto de Brandeburgo nº 2 (Allegro
Assai)
de J.S. Bach:
https://youtu.be/ZY6HNGUy-SM
B.
La segunda canción pertenece también al concierto de Brandeburgo nº
2 de J.S. Bach, aunque en esta ocasión le toca el turno al Andante:
https://youtu.be/RQN-aHvx6Xw
C.
La tercera canción es City
of Gold
de BBM (Bruce, Baker y Moore):
https://youtu.be/qdrtO3-XMB8
D.
Y la última es la canción de Hagood Hardy, If
had Nothing but a Dream. Lo
sentimos pero sólo la hemos encontrado inserta en este vídeo (a
partir del minuto 03:27):
https://youtu.be/cpIq6GphBLg
Los
voluntarios asignaron las canciones con los colores de esta forma:
Como
podéis comprobar, asignaron colores vivos y brillantes,
especialmente el amarillo para la melodía A. En la B, una sección
diferente del mismo concierto de Bach notablemente más lenta, los
participantes escogieron tonos mucho más oscuros. En el caso de la
melodía C, un popular tema de Bruce, Baker y Moore provocó también
la selección de colores oscuros, entre los que destacan el rojo y el
negro. La canción de piano de la pieza D de Hardy fue vinculada con
tonos grises azulados.
¿Podemos reproducir los sonidos?
La
pregunta interesante aquí es ¿por qué ocurre esto? Según Palmer
es porque la música y el color tienen cualidades emocionales
comunes. La música transmite emociones. Para comprobar esto sólo
tenemos que fijarnos en los temas escogidos por el investigador. La
melodía A transmite felicidad, mientras que el sentimiento más
poderoso de la B es la tristeza. La C transmite enfado y la D nos
lleva a una sensación de calma.
Por
su parte, los colores elegidos por los voluntarios tienen asociados
estados emocionales muy similares, por tanto no es extraño que ambas
coincidan. Es probable que la gente no conozca esta asociación, pero
los resultados obtenidos parecen corroborar esta idea.
Según
explica Palmer, la gente califica cada melodía y cada color en cinco
estados emocionales: de feliz a triste, de enfadado a calmado, de
alegre a nostálgico, de activo a pasivo y de fuerte a débil. Los
investigadores compararon los resultados y se dieron cuenta de que
las emociones que causaban los colores y la música estaban casi
perfectamente alineadas. La música más alegre se vinculó a colores
relacionados con la felicidad y el optimismo, mientras que las
tristes suscitaron colores más oscuros. Para comprobar que las
diferencias culturales no ofrecían ninguna clase de sesgo, los
científicos repitieron la prueba en México. Para su sorpresa, los
resultados obtenidos en norteamericanos y mexicanos fueron idénticos.Una cuestión de sinestesia
Palmer
lleva años estudiando este tema, aunque en esta ocasión ha querido
centrarse en la reacción ante la música que experimentan las
personas sinestésicas. En neurofisiología, la sinestesia "es
la asimilación conjunta o interferencia de varios tipos de
sensaciones de diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo".
Es decir, consiste en un trastorno neurológico que hace que la
estimulación de un sentido, como el oído al escuchar música,
provoque percepciones automáticas en otros sentidos. Hay un reducido
número de personas (tal vez unas 3.000) que tienen conexiones más
fuertes entre la música y los colores y pueden ver de forma
espontánea diferentes tonos cuando escuchan música. Esta habilidad
se conoce como cromestesia.
En esta escena de la película de El
Solista,
en la que el violonchelista Nathaniel Ayers ve una interacción
fascinante de colores que giran cuando escucha una sinfonía, se
muestra este complejo concepto:
https://youtu.be/PTLdTP-gJeA
Estos
individuos experimentan la información sensorial entrante de
una forma completamente distinta a nosotros,
ya que su percepción del color depende de la mezcla de longitudes de
ondas presentes en la luz que capta el ojo y de la respuesta de los
distintos tipos de conos retinianos asociados a la visión del color.
Aunque para algunos pueda parecer una habilidad bastante chula, para
los médicos es un trastorno que se caracteriza por la confusión de
otros sentidos, como el gusto y el olfato, con sensaciones imaginadas
de color.
Algunas
teorías proponen que la sinestesia es causada por conexiones
directas entre diferentes áreas sensoriales del cerebro. Otras
hipótesis la relacionan con ciertas áreas del cerebro que producen
respuestas emocionales. La primera implica un papel mínimo de las
emociones en los colores que se representan con la música ante un
sinestésico mientras que la segunda estaría vinculada a un papel
principal de las emociones.
Para
averiguar qué teoría es la que más se aproxima a la realidad,
Palmer repitió el experimento con 11 personas que padecen
cromestesia y 11 que no. Este fue el resultado:
Aunque
coinciden, existen variaciones importantes. Veamos ahora las
diferencias en las respuestas emocionales entre sinestésicos y no
sinestésicos:
Curiosamente,
los efectos emocionales para los cromestésicos eran tan fuertes como
para aquellos que no padecen este trastorno en algunas emociones
(feliz, triste, activo, pasivo, fuerte, débil) pero menos en el caso
de las emociones vinculadas a la tranquilidad o el enfado. Esto
sugiere a los investigadores que, al menos en parte, la segunda
hipótesis gana, es decir, que existen determinadas conexiones que
están relacionadas con ciertas áreas del cerebro que producen
respuestas emocionales.
Las aplicaciones de este hallazgo
Según
declaraba Palmer en una
investigación anterior realizada en 2013
"se puede predecir con un 95% de exactitud lo alegres o tristes
que serán los colores que los individuos seleccionarán a partir
deltono emocional de la música que escuchan”. Estos hallazgos
podrían tener implicaciones para las terapias creativas, para la
publicidad e incluso para los dispositivos reproductores de música,
así como para comprender más en profundidad la sinestesia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario