El
Museo
Vivanco de la Cultura del Vino se
encuentra en Briones (La Rioja) y es, sin duda, uno de los mejores
museos de vino del mundo.
Nació
con el propósito de divulgar, educar e interactuar con el vino
basándose en cualidades como la experiencia, la sensibilidad o la
innovación. La instalación, que ocupa una superficie de 4.000
metros cuadrados cuenta con cinco salas de exposición permanente,
una sala de exposiciones temporales y una colección de vides en el
exterior conocida como el
“Jardín de Baco”,
un rincón fascinante con más de 220 variedades de vides procedentes
de todo el planeta.
El
Museo también cuenta con un
centro de documentación con más de 8.000 monografías, así
como revistas, billetes, monedas, sellos, postales, fotos e incluso
vídeos. Fueron muchos los años de trabajo de la familia Vivanco
empleados en recuperar y salvaguardar el valioso patrimonio
relacionado con el vino: todo lo que podemos ver ahora es el
resultado de la determinación de una familia con un interés tenaz
por conservar nuestro patrimonio.
Su
preocupación y su respeto y mimo por la viticultura le han valido el
nombramiento como primer destino turístico de la Rioja que cuenta
con el mejor museo de vino del mundo, según la Organización
Mundial del Turismo.
No
en vano, este lugar que también
se encuentra en un enclave de gran belleza natural, cuenta
con más de 100.000 visitantes cada año, que viajan a Vivanco para
disfrutar de un recorrido por los más de 8.000 años de historia del
vino; en el museo encontraremos desde obras clásicas hasta trabajos
contemporáneos de autores inmortales como Joan Miró o el malagueño
Pablo Picasso.
Además,
la Fundación que gestiona el museo también lleva a cabo programas
de investigación sobre el mundo del vino, abordando sus vertientes
más variopintas.
La
inauguración del Museo del Vino Vivanco tuvo lugar en 2004 y
fue una tarea realmente complicada. Hasta siete años invirtieron en
construir las instalaciones y organizar la colección, que exhibe
miles de piezas, resultado de una búsqueda de 45 años en España y
el resto del mundo para adquirir todo tipo de piezas en antiguas
bodegas, subastas, colecciones privadas…
Sin
embargo, el
mayor logro del museo probablemente reside en su capacidad para
atraer a todo tipo de visitantes,
incluidos aquellos que no son necesariamente amantes del vino. Además
de sus instalaciones para ciegos y discapacitados o las actividades
que se ofrecen a los más pequeños, la mayoría de los visitantes
logra encontrar algo que les llame la atención: quizá las prensas
antiguas, la extensa colección de sacacorchos…
Para
neófitos o expertos, todo el proceso de producción de vino se
explica paso a paso en diferentes áreas, incluyendo la cosecha,
tanques, tonelería y barriles, así como la fabricación de las
botellas. El hecho es que el vino es una bebida compleja y atractiva
y en el museo podremos encontrar artículos tan variados como una
jarra de Anatolia que data de 3000 aC; tres sacachorchos de la casa
real francesa, una botella de vidrio romana del II-III dC, una obra
maestra de bodegones de Picasso o la
pintura de La Sagrada Familia de Jan Van Scorel datada de 1512-1562.
Esta
pintura flamenca del siglo XVI es
la única obra de este autor en colección privada y
fue la primera obra de arte que la familia Vivanco adquirió. Sin
duda, un legado que refleja el tesón de un proyecto familiar y
pionero.
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