El influyente realizador de cine y artista plástico de la geometría habría cumplido hoy 118 años.
Antes
de convertirse en animador y realizador de cine, fue músico y
técnico de diseño arquitectónico y de herramientas. Sus obras son
una combinación de geometría y música y, por ello, es considerado
padre del videoclip y uno de los grandes artistas experimentales de
principios del siglo XX.
Sus
obras constituyeron desde el principio una combinación de geometría
y música que se alejan de la animación tradicional en su época, lo
que cobra más valor aún teniendo en cuenta el contexto de dictadura
nazi en la que experimentaba Oskar.
Sus
primeras películas, fechadas a principios de los años veinte, se
sitúan entre las más radicales; diseñó patrones visuales muy
complejos que se mueven constantemente en ciclos hipnóticos para
luego ser interrumpidos con un montaje de fotogramas únicos con
imágenes contrastadas.
En
el mundo del diseño es considerado una figura imponente,
especialmente en las áreas de animación. Es reconocido por su
capacidad para combinar imágenes abstractas impecablemente
sincronizadas con acompañamiento musical, con cada cuadro
cuidadosamente dibujado o fotografiado a mano. Un maestro del
movimiento y el color, que pasó meses y a veces años ocupado en la
planificación y la artesanía de sus animaciones.
Incluso
con la tecnología avanzada que existe hoy, emular el trabajo de
Fischinger
es una tarea casi imposible, según los expertos, porque sus colores
y el movimiento están tan cuidadosamente planeados y tan
naturalmente juguetones como su tiempo tan preciso y humano.
Como
él mismo aseguró: “La música no se limita al mundo sonoro.
También existe la música visual”.
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