Actividades
como la celebración de un gol en un estadio pueden originar
diminutos temblores, y la sismografía sabe identificar la fuente
concreta que los provocó.
Que
el ser humano genera terremotos
artificiales
–aquellos que no causa una sacudida natural de la corteza
terrestre–, generando una huella sísmica, es un hecho. Y son
principalmente las actividades industriales las que los provocan, de
manera que según se incrementan estas en todo el mundo, también
crece el problema de los sismos antropológicos. Este
tipo de seísmos artificiales suele tener su origen en la minería,
la extracción de petróleo y gas o la acumulación de agua en
embalses y presas.
Según los investigadores, originan terremotos destructivos de gran
magnitud como el que afectó a la provincia de Sichuán (China) en
2008 y que acabó con la vida de 70.000 personas –en este caso, los
científicos creen que lo desencadenó la presa de Zipingpu–.
Pero
no solo la actividad industrial provoca que la tierra tiemble.
Aunque, en el caso que nos ocupa, al contrario que en los
anteriormente mencionados, de manera imperceptible para el ser
humano. En marzo de 2017, un sismógrafo del Instituto de Ciencias de
la Tierra Jaume Almera (ICTJA), centro de investigación del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que se encuentra a
unos 500 metros del Camp Nou, captó una pequeña señal sísmica que
coincidía con las celebraciones de los espectadores de cada uno de
los seis goles que el F. C. Barcelona marcó al Paris Saint-Germain
en Liga de Campeones. Las celebraciones de los aficionados culés en
cada uno de los tantos de su equipo hizo vibrar el suelo de tal
manera que el sismómetro detectó unos diminutos seísmos,
correspondientes a una magnitud 1 en la escala de Richter.
Ahora,
un equipo de investigadores del ICTJA acaba de publicar en la revista
Scientific
Reports
un estudio sobre sismología urbana que destaca el papel que puede
tener esta rama de la geofísica como
herramienta complementaria para monitorizar determinadas actividades
humanas,
como la circulación del metro y el tráfico,
los conciertos de música,
el lanzamiento de fuegos artificiales o incluso la celebración de
los goles durante un partido de fútbol.
Imperceptibles para el ser humano
Jordi
Díaz, investigador del ICTJA-CSIC y primer autor del artículo,
considera interesante “observar cómo de diferentes son las
vibraciones generadas por los asistentes al Camp Nou cuando se salta
para celebrar un gol de cuando se baila durante un concierto. Este
análisis puede aportar, por ejemplo, información
de interés para los ingenieros sobre el comportamiento de los
edificios”,
añade en una nota de prensa facilitada por el ICTJA. En cualquier
caso, todas estas vibraciones son imperceptibles para el ser humano.
En
los últimos años, un sismómetro de este centro de investigación
instalado en Barcelona ha registrado los
microtemblores que genera el tráfico de la Ciudad Condal, la
circulación del metro y hasta los conciertos de rock
que se han celebrado en el Camp Nou. Así, en la última actuación
de Bruce Springsteen en Barcelona, el 14 de mayo de 2016, el
sismómetro del ICTJA registró las vibraciones del suelo originadas
por los saltos acompasados de los 65.000 espectadores que acudieron a
ver al Boss. Díaz
cree que la señal obtenida durante dicho concierto
es “una de las más interesantes, ya que contiene mucha
información. Los registros nos permiten incluso distinguir las
diferentes canciones interpretadas durante el concierto, ya que
cuando cambia el ritmo y la intensidad de la música cambia también
la manera en que el público hace vibrar el suelo”.
"Los
sismómetros actuales”, explica Díaz, “son aparatos muy
sensibles, y registran todo tipo de señales. En la ciudad, la
actividad humana produce un gran número de vibraciones detectables.
Tratando
y analizando bien la señal registrada podemos llegar a saber la
actividad que la originó",
concluye.
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