Arqueólogo
norteamericano que descubrió en 1911 las bellas y esplendidas ruinas
de la ciudad incaica de Machu Picchu, "montaña vieja" en
quechua, en una remota y abrupta parte de los Andes peruanos.
En
1906 realizó su primer viaje a Sudamérica. La misión consistía en
seguir la ruta que realizó Simón Bolívar en 1819 a lo largo de la
geografía de los países conquistados por España para así conocer
mejor la historia hispanoamericana y poder enseñarla a sus alumnos
con conocimiento de causa. Dos años después siguió la ruta
comercial organizada por los españoles en los países americanos.
En
1910 se organizó una expedición arqueológica cuyo objetivo era
encontrar Vilcabamba, la "ciudad perdida de los incas", una
fortaleza secreta utilizada por los incas contra la invasión de los
españoles en el siglo XVI.
Los
indicios de las crónicas incas de la época le llevaron a la
conclusión de que los yacimientos se encontraban cerca de Cuzco
(Perú), donde el acceso era muy complicado. Sin embargo, para
Bingham no fue un problema debido a que su padre le aficionó al
montañismo, deporte que le fue muy útil en todas sus expediciones y
en concreto a la hora de escalar el monte Coropuna (6595 m); fue el
primero en conseguir llegar hasta la cima.
Tras
un difícil camino, el 24 de julio Bingham se dirigió a las ruinas
de Machu-Picchu, donde encontró una piedra que recordaba a las
estructuras del Templo del Sol en Cuzco. Se iniciaron las
excavaciones, que Bingham tuvo que abandonar en 1912. Tres años
después volvió a ellas, convencido de que las ruinas de
Machu-Picchu correspondían a la "ciudad perdida de los incas".
Sus investigaciones fueron puestas en duda durante mucho tiempo. Tuvo
que esperar hasta mediados del siglo XX para que sus suposiciones
fueran tomadas en serio.
Bingham
tuvo una privilegiada educación y otras actividades totalmente
ajenas a la arqueología además de ser miembro de numerosas
asociaciones. También escribió libros sobre cada uno de sus viajes:
Diario de una expedición a través de Venezuela y Colombia;
Tierra Inca (1922); Machu-Picchu, la ciudadela de los incas
(1930) y La Ciudad perdida de los incas (1948).
or los españoles en los países americanos.
En
1910 se organizó una expedición arqueológica cuyo objetivo era
encontrar Vilcabamba, la "ciudad perdida de los incas", una
fortaleza secreta utilizada por los incas contra la invasión de los
españoles en el siglo XVI.
Los
indicios de las crónicas incas de la época le llevaron a la
conclusión de que los yacimientos se encontraban cerca de Cuzco
(Perú), donde el acceso era muy complicado. Sin embargo, para
Bingham no fue un problema debido a que su padre le aficionó al
montañismo, deporte que le fue muy útil en todas sus expediciones y
en concreto a la hora de escalar el monte Coropuna (6595 m); fue el
primero en conseguir llegar hasta la cima.
Tras
un difícil camino, el 24 de julio Bingham se dirigió a las ruinas
de Machu-Picchu, donde encontró una piedra que recordaba a las
estructuras del Templo del Sol en Cuzco. Se iniciaron las
excavaciones, que Bingham tuvo que abandonar en 1912. Tres años
después volvió a ellas, convencido de que las ruinas de
Machu-Picchu correspondían a la "ciudad perdida de los incas".
Sus investigaciones fueron puestas en duda durante mucho tiempo. Tuvo
que esperar hasta mediados del siglo XX para que sus suposiciones
fueran tomadas en serio.
Bingham
tuvo una privilegiada educación y otras actividades totalmente
ajenas a la arqueología además de ser miembro de numerosas
asociaciones. También escribió libros sobre cada uno de sus viajes:
Diario de una expedición a través de Venezuela y Colombia;
Tierra Inca (1922); Machu-Picchu, la ciudadela de los incas
(1930) y La Ciudad perdida de los incas (1948).
No hay comentarios:
Publicar un comentario