Dramaturgo y poeta español, autor de obras tan conocidas como La vida es sueño y El alcalde de Zalamea, cuya obra teatral es la culminación del modelo barroco creado por el genio Lope de Vega y Carpio.
Sacerdote
católico, caballero de la Orden de Santiago, conocido
fundamentalmente por ser uno de las más insignes literatos barrocos
del Siglo de Oro, en especial por su teatro: su producción consta de
ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses
y otras obras menores. Como todo coetáneo suyo, Calderón no podía
por menos que partir de las pautas dramáticas establecidas por Lope
de Vega. Pero su obra, ya plenamente barroca, tal vez alcance mayor
grado de perfección técnica y formal que la de Lope. De estilo más
sobrio, Calderón pone en juego menor número de personajes y los
centra en torno al protagonista, de manera que la obra tiene un
centro de gravedad claro, un eje en torno al cual giran todos los
elementos secundarios, lo que refuerza la intensidad dramática.
En
su estilo cabe distinguir dos registros. El primero consiste en
reordenar y condensar lo que en Lope aparece de manera difusa y
caótica y en estilizar las notas de su realismo costumbrista. Así,
reelabora temas originales de Lope en varias de sus obras maestras.
En ellas aparece una rica galería de personajes representativos de
su tiempo y de su condición social, todos los cuales tienen en común
un tema del siglo: el honor, el patrimonio del alma enfrentado a la
justicia de los hombres, caso de El alcalde de Zalamea, o las
pasiones amorosas que ciegan el alma, cuestión que aborda en El
mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra.
En
su segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio
caballeresco, una forma poético-simbólica desconocida antes de él
y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se
elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Calderón destaca sobre
todo como creador de esos personajes barrocos, íntimamente
desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El
mágico prodigioso o La devoción de la cruz. Su personaje
más universal es el desgarrado Segismundo de La vida es sueño,
considerada como la cumbre del teatro calderoniano. Esta obra,
paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza
las cuestiones más trascendentales de su época: el poder de la
voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias
sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un
simple sueño y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en
sueños, se puede todavía hacer el bien.
Con
Calderón adquirieron asimismo especial relevancia la escenografía
-lo que él llamaba «maneras de apariencia»- y la música. La
carpintería teatral se convirtió en un elemento clave en la
composición de sus obras y el concepto de escena se vio revalorizado
de una manera general, en la línea del teatro barroco. En cuanto a
su lenguaje, se puede considerar que es la culminación teatral del
culteranismo. Su riqueza expresiva y sus complejas metáforas
provienen de un cierto conceptismo intelectual, acorde con el
temperamento meditabundo propio de sus personajes de ficción.
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