El "afternoon tea time" británico es la merienda social en la que se ofrece pequeños pastelitos dulces y salados, acompañados de un té a las 17 horas.
En
el Reino Unido del siglo XIX, la aristócrata Anna-Maria Stanhope
Russel, 7ª duquesa de Bedford (1783-1857), transformó la costumbre
de tomar el té que, habitualmente, se servía como simple bebida
refrescante o caliente –dependiendo de la estación del año –,
convirtiéndolo
en el principal ingrediente de una merienda ligera de la tarde, el
"Afternoon Tea", que se servía entre las tres y las cinco.
Durante
esa época de apertura económica, de revolución industrial y de
libre cambio en el Imperio británico, el ritmo de las comidas
consumidas en el curso de la jornada dependía de diferentes factores
culturales, económicos y sociales.
La
élite británica se ponía a la mesa una media de dos veces al día.
El desayuno, tomado poco después del despertar, y la cena servida al
principio del anochecer. La hora de esa última comida del día se
hacía cada vez tarde, se añadió lo que se conoce como "lunch"
o almuerzo
ligero para apaciguar la sensación de hambre entre
esas dos principales comidas del día.
Pero
la Duquesa de Bedford tomó la
costumbre de hacerse servir un surtido de sandwiches y pasteles
acompañados
con una taza de té. Una especie de merienda que saciaba el hambre
hasta la llegada de la cena.
Ella
fue la primera en invitar a sus amigas a unirse a sus meriendas
diarias, sentando el origen de las "Tea Party" organizadas
en la corte inglesa.
Con
la aprobación de la reina Victoria,
el "Afternoon Tea" adquirió rápidamente gran auge en el
seno de la sociedad británica. Desde los salones de la aristocracia,
esa práctica pasó a generalizarse en la burguesía y se extendió
luego hasta la clase obrera, marcando así una de las costumbres
alimenticias más arraigada de los ingleses.
En
cualquier caso, hay también que reconocer que ésta ha sido una
tradición reinventada por la Duquesa de Bedford; porque la duquesa
no hizo más que revivir
la costumbre que imperaba entonces en los aristocráticos salones de
Francia del
siglo XVIII: la de ofrecer una merienda a los invitados con té,
chocolate o café, amenizada con tertulias político-filosóficas y
conciertos de cámara. Esa tradición salonnière
francesa
(que también se exportó a Rusia) se interrumpió en 1789, año de
la Revolución Francesa,
y no volvería a practicarse hasta mediados del siglo XIX.
Con
el paso de los siglos, ese ritual del té de la tarde se ha
desarrollado como una
golosa tradición.
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