Donisio, el dios griego de la vid y el vino, tiene en Eslovenia un gran competidor.
Los
placeres desatados, las fiestas
y
las cogorzas se le dedican en este país al dios Kurent.
Este Baco
a
la eslovena,
según el folclore del país, solía
recorrer los pueblos para dar la bienvenida a la primavera.
A él se dedica el Kurentovanje,
una fiesta de carnaval
que
se celebra durante diez días en la ciudad de Ptuj. En ésta,
diversos grupos de hombres
(tradicionalmente solteros),
ataviados con un traje de piel de oveja (sujeto por un cordel del que
cuelgan enormes cencerros) y con máscaras que representan al dios,
van
de casa
en
casa ahuyentando a los espíritus malignos. Todo
ello con el objetivo de atraer
a la buena suerte
y
a las buenas cosechas,
siguiendo un antiguo rito eslavo pagano por el que la gente rompe
vasijas de barro al paso de los Kurent.
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