Hasta
bien entrado el siglo IV el día del nacimiento del Mesías se
celebraba el 6 de enero, junto a la epifanía
de los Reyes Magos y
el bautismo
de Jesús (también
por el desconocimiento de cuál era la fecha exacta). Se les atribuye
al emperador Constantino el Grande y al papa Julio
I el hecho de querer cristianizar la fiesta pagana más
popular que existía en Roma: ‘las Saturnales’ (que
llevaban más de seis siglos celebrándose coincidiendo con
el solsticio de invierno) y se decidió que la celebración de
la Navidad debía coincidir con la fecha en la que se homenajeaba
al ‘Sol Invictus’, una fiesta que se realizaba el 25 de
diciembre para celebrar la llegada de más horas de luz tras la
entrada del invierno.
De
ahí que hoy en día nos encontremos con una mezcla extraña de
elementos paganos y cristianos que caracterizan nuestra celebración
moderna de la Navidad.
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