El futuro lector debe acercarse a la
lectura por iniciativa propia en el mejor de los casos, por
curiosidad o interés; pero existen muchas otras ocasiones en las que
ese movimiento debe ser apoyado e incitado, lo cual implica un
importante esfuerzo o impulso hacia ese primer paso hacia lo
desconocido. Para quien nunca ha leído o lo ha hecho muy poco, el
libro es un objeto que no se abre sin más, por eso se hace necesario
un encuentro emocional que una el objeto libro con su lector
potencial.
Lo indispensable en los primeros
encuentros con la lectura es que el libro sea del gusto de quien se
inicia y sobre todo, que no se convierta en una obligación diaria
impuesta. Para ello se plantea la necesidad de la mediación lectora
como vehículo emocional entre los libros y sus receptores.
La lectura facilita el entendimiento,
la capacidad de escuchar, nos acerca al arte por medio de las
ilustraciones y sobre todo nos alegra y mejora nuestra calidad de
vida. En el proceso hacia la lectura intervienen factores como
personalidad, inclinaciones, motivaciones…, así que ahí reside el
trabajo como mediadores en favorecer experiencias motivadoras que
induzcan a no querer vivir en un mundo sin lectura.
O quizás basta con transmitir que
alguna vez después de la lectura de un libro no volvimos a ser los
mismos… Y decir “leo porque me gusta" como respuesta única
y sincera.