Nacida en Barcelona en 1925 Ana María Matute se
dio a conocer en
la escena literaria española con ‘Los Abel’, una novela
inspirada en la historia bíblica de los hijos de Adán y Eva, en la
cual reflejó la atmósfera española inmediatamente posterior a la
contienda civil desde el punto de vista de la percepción infantil.
Este enfoque se mantuvo constante a lo largo de su primera producción
novelística y fue común a otros representantes de su generación,
la llamada generación de los "niños asombrados".
A los cinco años, tras haber estado a punto de morir por una infección de riñón, escribió su primer relato, ilustrado por ella misma. A los ocho años volvió a padecer otra enfermedad grave y la enviaron a vivir a Mansilla de la Sierra (Logroño) con sus abuelos. Se educó en un colegio religioso en Madrid y con 17 años escribió su primera novela, ‘Pequeño teatro’ por la que Ignacio Agustí, director de la editorial Destino en aquellos años, le ofreció un contrato de 3.000 pesetas que ella aceptó. Sin embargo, la obra no se publicó hasta ocho años después.
A los cinco años, tras haber estado a punto de morir por una infección de riñón, escribió su primer relato, ilustrado por ella misma. A los ocho años volvió a padecer otra enfermedad grave y la enviaron a vivir a Mansilla de la Sierra (Logroño) con sus abuelos. Se educó en un colegio religioso en Madrid y con 17 años escribió su primera novela, ‘Pequeño teatro’ por la que Ignacio Agustí, director de la editorial Destino en aquellos años, le ofreció un contrato de 3.000 pesetas que ella aceptó. Sin embargo, la obra no se publicó hasta ocho años después.
Las novelas de Ana María Matute no están exentas de compromiso
social, si bien es cierto que no se adscriben explícitamente a
ninguna ideología política. Partiendo de la visión realista
imperante en la literatura de su tiempo, logró desarrollar un estilo
personal que se adentró en lo imaginativo y configuró un mundo
lírico y sensorial, emocional y delicado. Su obra resulta así ser
una rara combinación de denuncia social y de mensaje poético,
ambientada con frecuencia en el universo de la infancia y la
adolescencia de la España de la posguerra.
A la par la autora barcelonesa cultivaba el relato corto y
publicaba títulos como ‘El tiempo’, ‘Historias de la Artámila’
o ‘Algunos muchachos’. Igualmente, a comienzos de los sesenta,
editó dos libros corte autobiográfico: ‘A la mitad del camino’
y ‘El río’. En estas páginas evoca sus experiencias de la niñez
en el ambiente rural y bucólico de Mansilla de la Sierra.
De vuelta a la producción novelística… Ana María Matute se
aventuró a escribir la trilogía ‘Los mercaderes’, integrada por
‘Primera memoria’, ‘Los soldados lloran de noche’ y ‘La
trampa’, que gozaron de un gran éxito en su época. Después
llegaría la publicación de la conocida obra ‘La torre vigía’,
donde narra la historia de un adolescente que debe iniciarse en las
artes de la caballería. Aunque sigue la línea de las anteriores, se
da en ella un cambio histórico de ambientación hacia el período
medieval, rasgo que se ha convertido en el universo de sus libros más
recientes, publicados tras un dilatado período de silencio
literario: ‘Olvidado Rey Gudú’ (1997) y ‘Aranmanoth’.
Asimismo a lo largo de su carrera editorial han visto la luz
también cuentos para niños. Muchos de ellos recopilados bajo los
títulos ‘Los niños tontos’, ‘Caballito loco’, ‘Tres y un
sueño, ‘Sólo un pie descalzo’y ‘Paulina’.
Fallece en Barcelona, su ciudad natal, en 2014.