1928 en España, Ramón Pérez de Ayala es elegido académico de la lengua.
RAMÓN PÉREZ DE AYALA (1881–1962): poeta, novelista, embajador
Escritor
español. En su obra
muestra una notable inclinación hacia los enfoques intelectuales,
simbólicos y ensayísticos. Hizo sus primeros estudios con los
jesuitas, quienes le proporcionaron amplios conocimientos
humanísticos, pero provocaron en él un profundo sentimiento
anticlerical. Inició la carrera de derecho en Oviedo y
posteriormente se trasladó a Madrid, donde se vinculó con la
Institución Libre de Enseñanza.
después
de viajar por Italia y Alemania fundó con José
Ortega y Gasset y Gregorio Marañón
la Agrupación al Servicio de la República. Embajador en Londres
entre 1931 y 1936, al inicio de la Guerra Civil se exilió en Francia
y América del Sur. Regresó a España en 1954.
Su
andadura literaria se abrió con un libro de poemas, La paz del
sendero (1904), entrega inicial de un extenso ciclo compuesto
además por El sendero innumerable (1916), El sendero
andante (1921) y El sendero ardiente (publicado
póstumamente). Si bien el punto de partida es el modernismo, su
contenido simbólico y conceptual lo apartaron de la poesía de la
época y le confirieron una sustancia discursiva que caracteriza toda
su obra.
En
el ámbito del ensayo propiamente dicho sus libros más destacables
son Las
máscaras
(1917-1919), recopilación de críticas teatrales, y Política
y toros
(1918). En el primero analizó la escena española del siglo,
atacando el teatro poético de Jacinto
Benavente y Francisco Villaespesa
y defendiendo el de Benito
Pérez Galdós y Carlos Arniches,
mientras que el segundo es un virulento alegato antimilitarista.
Su
producción narrativa, desarrollada en tres etapas, empezó con una
serie de novelas autobiográficas protagonizadas por Alberto Díaz de
Guzmán, alter ego
del autor: Tinieblas en
las cumbres (1907)
A.M.D.G. La vida en un
colegio de jesuitas
(1910), La pata de la
raposa (1912) y Troteras
y danzaderas (1913). El
escándalo suscitado por A.M.D.G.,
auténtico manifiesto antijesuítico, supuso también su primer
éxito, mientras que Troteras
y danzaderas es una
brillante descripción de la bohemia literaria del Madrid de
comienzos de siglo.
Es
en estas obras donde se plasman con mayor acierto el sentido del
humor y la visión tragicómica del autor, que alterna los momentos
emotivos con la ironía, y la nota amarga con la aproximación
comprensiva hacia sus personajes. Después aparecieron Tres
novelas poemáticas de la vida española (1916), libro compuesto
por Prometeo, Luz de domingo y La caída de los
limones que supone una profundización en los elementos
intelectualizantes y de proyección simbólica.
En
una tercera etapa produjo títulos menos centrados en su tiempo y su
vida, como Belarmino y Apolonio (1921), que versa sobre el
lenguaje, Las novelas de Urbano y Simona (1923), cuyo tema es
la educación amorosa, y Tigre Juan (1926) y El curandero
de su honra (1926), obras en torno al arquetipo del honor
conyugal. El argumento se reduce al mínimo y es mero pretexto para
que los personajes encarnen diferentes actitudes vitales y para
introducir disgresiones ensayísticas.
Al
igual que la de otros miembros de la llamada «generación de 1914»
(Wenceslao
Fernández Flórez, Benjamín Jarnés, Gabriel Miró),
la obra de Ramón Pérez de Ayala se sitúa en el contexto de una
tentativa de superación del realismo que el autor abordó por la vía
de un intelectualismo simbólico, particularmente en sus dos últimas
estapas, mientras que la primera recuerda más la narrativa
autobiográfica de Pío
Baroja.
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