Los
grillos machos utilizan su repetitivo canto para atraer a sus
potenciales parejas. En cierto modo, el mensaje que emiten es: "Estoy
aquí y soy grande".
Los
grillos son una familia de insectos ortópteros (que viene del griego
ορθός u orthós, "recto, derecho", y de πτερον o
pteron, que significa “alas”). Están emparentados con los
saltamontes, pero saltan menos que ellos aunque sus patas estén
adaptadas para ello. Como contrapartida, pueden correr por el suelo
con rapidez.
El
comportamiento de grillo consiste en excavar
una madriguera en el suelo:
una galería que puede llegar a medir cincuenta centímetros. La
madriguera es un elemento muy importante para los grillos macho, no
solo por la protección que les brinda; sino también porque es
en su entrada donde cantan para atraer a las hembras.
Este
descubrimiento se llevó a cabo por investigadores de la Universidad
de Bristol, en Reino Unido. Los
grillos machos utilizan su repetitivo canto para atraer a sus
potenciales parejas;
además, cuanto más enérgica es la trova, mayor es el tamaño del
grillo.
Y,
¿cómo realizan este característico “cri cri”? En este caso a
los tenores no les hace falta afinar la garganta: basta con frotar
sus alas haciendo que produzcan una vibración resonante e intensa.
Aunque
estemos acostumbrados a escuchar su canto
cada vez que salimos al campo,
es difícil establecer la localización de un grillo. La razón es
que la longitud de onda del canto es similar a la distancia que hay
entre los dos oídos humanos. Por su parte, la
hembra capta este sonido gracias a que posee una especie de tímpanos,
como la mayoría de insectos de la familia de los ortópteros.
El
sonido sirve para que las hembras localicen a los machos y les
permite
discernir si se trata de un individuo de gran tamaño.
En cierto modo, el mensaje que emiten es: "Estoy aquí y soy
grande". En este caso, el tamaño sí importa porque los machos
más grandes son mejores a la hora de buscar recursos
en la naturaleza.
Pero
el canto no solo depende del tamaño. Los grillos de árbol,
diminutos, casi transparentes y muy escasos, son
capaces de cambiar el tono de su canto con la temperatura.
Una
de las especies, el Oecanthus henryi, canta con un
agudo y chirriante tono de 3,6 kilohercios (kHz) cuando la
temperatura es de 27 grados centígrados,
mientras que ese mismo canto se convierte en un
profundo grave de 2,3 kHz si la temperatura es de 18 grados.
Para
más datos: a medida que las alas de estos insectos se alargan, la
frecuencia y la amplitud de los diferentes modos de vibración se
acercan y comienzan a fusionarse entre sí. La frecuencia del canto
de estos animales no está relacionada con su tamaño, sino con la
velocidad a la que el grillo de árbol es capaz de mover las alas.
Debido
a que se trata de animales de sangre fría, la temperatura influye en
su actividad, de modo que tienen más energía y cantan más rápido
y con una frecuencia más alta a medida que la temperatura aumenta.
Por lo tanto, el
canto del grillo también contiene información meteorologíca:
cuanto más agudo es, más calor hace.
No hay comentarios:
Publicar un comentario