Según
un nuevo estudio, los canes son capaces de detectar su nombre en un
entorno ruidoso, con independencia de quién le esté llamando. Este
descubrimiento podría ser útil para perros de asistencia o de
rescate, obligados en ocasiones a trabajar en lugares con demasiado
ruido.
Imagina
que te han invitado a una fiesta en la que hay mucha gente. De
repente centras tu atención en una conversación que te interesa,
haciendo caso omiso al resto del ruido. Incluso es posible que en
medio de todo ese ruido oigas tu nombre. En ese caso, tu interés se
centrará de repente en quién y qué están diciendo de ti. A esa
capacidad de focalizar nuestra atención auditiva en un estímulo
particular mientras filtramos ruidos se le conoce como ‘efecto
fiesta de cóctel’. Gracias a ello, podemos ‘sintonizar’
directamente con una voz en concreto y ‘desconectar’ del resto.
Es lo que posibilita, por ejemplo, a un controlador aéreo discernir
entre distintos estímulos, o a un camarero de un bar o un
restaurante ruidoso centrar su atención en las comandas.
Esta
capacidad ha sido ampliamente estudiada en humanos desde mediados del
siglo XX, pero hasta la fecha nunca había sido probada en perros.
Ahora, según un nuevo experimento realizado en la Universidad
de Maryland,
en Estados Unidos, los cánidos también son capaces de detectar si
alguien les llama por su nombre en mitad de un entorno bullicioso.
Además, según estas investigaciones, pueden hacerlo con
independencia de quién les esté llamando, lo que descarta la
posibilidad de que los cánidos respondan al lenguaje corporal, el
tono de voz u otras pistas de voces con las que estén
familiarizados.
Una habilidad fantástica para perros rescatadores
Según
dicho estudio, publicado recientemente en la publicación
especializada Animal
Cognition,
esta habilidad es especialmente
útil para aquellas personas que trabajan con perros de asistencia,
pues en situaciones urgentes, especialmente en entornos
ruidosos,
estos animales pueden necesitar órdenes de personal más allá de
sus dueños o cuidadores.
Para
realizar el estudio, la científica cognitiva Amritha Mallikarjun y
su equipo reclutaron a perros de varias razas, incluidas mascotas y
cánidos de asistencia, de terapia o de rescate, junto con sus
dueños. Cada ejemplar fue colocado junto a su dueño en una cabina
de pruebas con dos altavoces, de
modo que cada uno tuviera que girar la cabeza 90 grados para mirar a
cada altavoz cada vez que su dueño decía su nombre. Después
repitieron el proceso con la voz de
una mujer desconocida,
que repetía el nombre de ese perro o de otro con el mismo patrón y
acentuación. Combinaron
las grabaciones acompañadas de ruido de fondo,
como el de una cafetería atestada, en tres niveles de volumen
distintos.
Los
resultados mostraron que los perros prestaban más atención cuando
se les decía su nombre, con independencia de quién lo dijera,
discriminando esa información de todo el ruido ambiental que
percibían, con una excepción: cuando el volumen en el que se le
decía su nombre era igual o menor al del ruido ambiental.
Hasta
ahora, muchos entrenadores de perros pensaban que la voz del amo era
lo que hacía despertar la atención de los cánidos, pero el estudio
demuestra que estos
animales son capaces de responder a cualquier llamada, les sea o no
familiar,
lo que parece indicar que nuestras peludas mascotas estén
entendiéndonos mejor de lo que parece.
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