Esta expresión está relacionada con el matrimonio pero en su origen hacía referencia a un ritual de fertilidad.
Hace
mucho tiempo que las bodas
dejaron de ser una simple ceremonia o la unión de dos personas. Se
trata de una auténtica celebración que ha ido generando, a lo largo
de los siglos, su propio mundo en torno a ella.
Cuando en la actualidad empleamos la expresión ‘luna
de miel’
lo hacemos para referirnos al viaje que la pareja recién casada
realiza justo después de la boda pero ¿de dónde viene? ¿Por qué
‘luna’ y por qué ‘de miel’?
A
pesar de que se suele asociar con algún elemento o significado
romántico,
hay que tener en cuenta que el
principal valor de las bodas en su origen era la procreación.
La miel es un alimento energético que, en la Europa antigua y
medieval, se creía que tenía propiedades vigorizantes y
afrodisíacas.
Las bodas se celebraban en función de las fases de la luna para
satisfacer a los dioses o para fomentar la fertilidad y el momento
idóneo en casi todas las culturas era la luna llena. Era costumbre
que, desde
el momento de la ceremonia, la pareja que se desposaba tomara una
bebida con miel como ingrediente principal,
ya fuese mezclada con vino
(vino de miel) o fermentada (hidromiel). La tradición marcaba que la
pareja debía beber hidromiel todas las noches, antes de tener
relaciones sexuales, durante todo un ciclo lunar para así aumentar
las posibilidades de concebir y de que el vástago fuera varón. La
expresión ‘luna de miel’ hacía referencia, precisamente, a esta
práctica tan habitual.
Una
bebida más antigua de lo que imaginas
Pero
el hidromiel es una bebida históricamente relevante por más motivos
además de por el papel que jugaba en las bodas. Esta bebida
alcohólica se fabricaba mezclando miel y agua y dejándola fermentar
sin que entrase en contacto directo con el aire. El
primer registro escrito que se tiene de esta bebida es en un texto
que data del año 1700 a.C.
aproximadamente pero se han encontrado restos de una bebida similar
en vasijas del 7000 a.C., por lo que se trata de la bebida alcohólica
más antigua de la que se tiene constancia. Fue consumida por pueblos
de África, Asia, la América precolombina y Europa pero fue aquí
donde más tiempo perduró.
Ya
en la Antigua
Grecia
se empleaba una bebida a base de miel llamada melikraton
como remedio medicinal para purificar el cuerpo y curar algunos
dolores. Los romanos y demás pueblos latinos tenían una versión
parecida que bautizaron como aqua
mulsum,
que era
un vino endulzado con un poco de miel.
Puede que fueran los romanos los que extendieran o popularizaran esta
bebida por el resto de Europa ya que en los siglos siguientes fue
adoptada por otros pueblos como los celtas, los teutones,
los íberos, los sajones o los normandos. Todas
estas culturas concedían al hidromiel propiedades mágicas o
afrodisíacas
y la relacionaban con los dioses,
siendo especialmente habitual su consumo en celebraciones y rituales.
Con
el paso del tiempo, el hidromiel se fue viendo desplazado como bebida
predilecta frente a la cerveza
y el vino. Por un lado, la
obtención de uvas o cebada era más sencilla y barata que la de miel
y por lo tanto también lo era la bebida que de ellas se obtenía.
Además, al menos en Europa, el cristianismo otorgó un
importantísimo simbolismo al vino mientras que el hidromiel acabaría
por verse como una bebida de los pueblos paganos. Donde
más pervivió fue en los países del norte de Europa, donde el clima
dificultaba el cultivo de la vid.
El regalo de Odín
Esa
permanencia hizo que el hidromiel conservara e incluso ampliara su
relación con el mundo espiritual y la religión. Según los Edda,
unos poemas
escritos por Snorri Sturluson que sirven como principal fuente de las
leyendas
nórdicas,
el hidromiel es el único alimento que se conoce al dios Odín y por
lo tanto se asocia con él. Es la bebida que las valquirias dan a los
guerreros caídos en combate para reconfortarles y lo
único que se bebe en los salones dorados del Valhalla.
El mejor hidromiel mana de las ubres de la cabra Heidrun, que habita
en las raíces del árbol Yggdrasil.
Según
la leyenda, los
enanos Fjalar y Galar asesinaron al dios Kvasir, la deidad más sabia
de todas, y guardaron su sangre en tres vasijas mezclada con miel.
Cuando fermentó, el brebaje obtenido era un hidromiel mágico que
otorgaba la sabiduría de Kvasir a quien lo tomara. Por cosas del
destino, los enanos mueren ahogados y las vasijas llegan a manos del
gigante Suttung, quien las oculta en el interior de una montaña y
deja a su hermana Gunnlod como guardiana.
La
existencia del hidromiel se extiende por los Nueve Reinos y llega
hasta Odín, que desea la sabiduría para sí mismo y decide hacerse
con la bebida. El
padre de todos los dioses llega disfrazado de siervo a la morada de
Suttung
y le ofrece a su hermano (tras haber provocado la muerte del resto de
sirvientes) trabajar todo el verano a cambio de un sorbo de
hidromiel. Al enterarse, Suttung rompe el trato pero Odín ya había
descubierto dónde ocultaban la bebida y llega hasta allí convertido
en serpiente. El
dios yace tres noches con Gunnlod a cambio de tomar un sorbo por cada
noche, pero en cada uno Odín se bebe la vasija entera de un solo
trago.
Convertido en pájaro, Odín huye de Suttung y deposita el hidromiel
en una gran olla a salvo en Asgard, pero una gota cae a Midgard (el
mundo de los hombres) y concede al ser humano el don de la poesía
y el canto.
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