El
olor a café podría provocar un efecto placebo que aumentase la
atención sin necesidad de consumirlo.
Algunos
estudios han mostrado que el café puede disminuir el riesgo de
problemas
cardíacos,
diabetes y demencia e, incluso, reducir
el riesgo de muerte.
Ahora, un nuevo estudio del Instituto
de Tecnología Stevens
revela que nada más que el aroma del café puede ayudar a mejorar en
el apartado analítico del Graduate
Management Aptitude Test
(GMAT), una prueba de adaptación computarizada que se exige en
numerosas escuelas empresariales.
El
trabajo, liderado por la Profesora
Adriana Madzharov
de la Escuela de Negocios Stevens, no solo resalta los beneficios
ocultos del aroma
y el impulso cognitivo que provoca en las tareas analíticas, sino
también las expectativas
de los estudiantes
para realizar mejor dichas tareas. Madzharov y su equipo han
colaborado con compañeros del Temple
University and Baruch College
y han publicado sus descubrimientos en Journal
of Enviromental Psychology.
‘No
es solo que el olor a café ayude a la gente a desempeñar mejor
tareas analíticas, lo que ya es bastante interesante’, afirma
Madzharov. ‘También les hace pensar que lo harán mejor y esta
expectativa es, en parte, responsable de su mejoría’. El percibir
el olor del café, aunque no tenga cafeína, tiene un efecto similar
al de beber café, sugiriendo un efecto
placebo
del aroma de esta bebida.
Mejora en las habilidades cognitivas
En
su trabajo, Madzharov y su equipo realizaron un test de álgebra GMAT
de diez preguntas a unos 100
alumnos sin graduar
de carreras empresariales, dividiéndolos en dos grupos. El primer
grupo realizó las pruebas con la presencia del aroma a café
en el ambiente, mientras que el segundo grupo hizo los mismos test
sin ningún aroma. Hallaron que el grupo con el olor a café
consiguió puntuaciones
significativamente más altas
en las pruebas.
Madzharov
y su equipo pretenden llegar más lejos y descubrir si la mejoría
del primer grupo podría explicarse por una falsa
expectativa
de que el olor a café incrementaría su atención y, como
consecuencia, mejoraría su rendimiento.
El
equipo diseñó una encuesta
de seguimiento,
realizada por más de 200 nuevos participantes, en la que se
preguntaba sobre la relación
entre varios aromas y los efectos
que podrían causar en el rendimiento humano. Los participantes
creían que se sentirían más alerta
y enérgicos con un aroma a café que con una flor o ningún olor, y
que la exposición al olor a café incrementaría su rendimiento en
el desempeño de tareas mentales. Los resultados sugieren que las
expectativas sobre el rendimiento pueden explicarse por la creencia
de que la esencia del café hace que la gente esté más
atenta
y sea más
enérgica.
Madzharov,
cuyos estudios se centran en el marketing sensorial y la estética,
pretende investigar si el aroma del café provoca un efecto placebo
similar en otro tipo de habilidades, como el razonamiento
verbal.
Confía en que este descubrimiento tenga numerosas aplicaciones
prácticas, incluyendo en el sector de los negocios.
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