En
la reunión de la Sociedad Alemana de Física, Max Planck lee su
trabajo titulado "La teoría de la ley de distribución de
energía del espectro normal", abriendo la física a nuevos
horizontes al ser el precursor de la física cuántica, la rama de la
Física que explica el comportamiento de la materia y la energía.
Max
Planck (1858 – 1947) fue un físico alemán dotado de una
extraordinaria capacidad para disciplinas tan dispares como las
artes, las ciencias y las letras, se decantó finalmente por las
ciencias puras, y siguió estudios de física en las universidades de
Munich y Berlín.
Enunció
la ley de Wien (1896) y aplicó el segundo principio de la
termodinámica, formulando a su vez la ley de la radiación que lleva
su nombre (ley de Planck, 1900).
A
lo largo de este
año 1900 logró deducir dicha ley de los principios fundamentales de
la termodinámica, para lo cual partió de dos suposiciones: por un
lado, la teoría de Ludwig
Boltzmann,
según la cual el segundo principio de la termodinámica tiene
carácter estadístico, y por otro, que el cuerpo negro absorbe la
energía electromagnética en cantidades indivisibles elementales, a
las que dio el nombre de quanta (cuantos). El valor de dichos cuantos
debía ser igual a la frecuencia de las ondas multiplicada por una
constante universal, la llamada constante de Planck. Este
descubrimiento le permitió, además, deducir los valores de
constantes como la de Boltzmann y el número de Avogadro.
Ocupado
en el estudio de la radiación del cuerpo negro, trató de describir
todas sus características termodinámicas, e hizo intervenir, además
de la energía, la entropía. Conforme a la opinión de Boltzmann de
que no lograría obtener una solución satisfactoria para el
equilibrio entre la materia y la radiación si no suponía una
discontinuidad en los procesos de absorción y emisión, logró
proponer la «fórmula de Planck», que representa con exactitud la
distribución espectral de la energía para la radiación del llamado
cuerpo negro. Para llegar a este resultado tuvo que admitir que los
electrones no podían describir movimientos arbitrarios, sino tan
sólo determinados movimientos privilegiados y, en consecuencia, que
sus energías radiantes se emitían y se absorbían en cantidades
finitas iguales, es decir, que estaban cuantificadas.
La
hipótesis cuántica de Planck supuso una revolución en la física
del siglo XX,
e influyó tanto en Albert
Einstein
(efecto fotoeléctrico) como en Niels
Bohr
(modelo de átomo de Bohr). El primero concluyó, en 1905, que la
única explicación válida para el llamado efecto fotoeléctrico
consiste en suponer que en una radiación de frecuencia determinada
la energía se concentra en corpúsculos (cuantos de luz, conocidos
en la actualidad como fotones) cuyo valor es igual al producto de la
constante de Planck por dicha frecuencia. A pesar de ello, tanto
Planck como el propio Einstein fueron reacios a aceptar la
interpretación probabilística de la mecánica cuántica (escuela de
Copenhague). Sus trabajos fueron reconocidos en 1918 con la concesión
del Premio
Nobel de Física
por la formulación de la hipótesis de los cuantos y de la ley de la
radiación.
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