La
excitación
sexual puede
venir determinada de las más variopintas formas posibles. ¿Es
posible excitarse sexualmente con la música? Así
es. De eso trata esta parafilia.
La
melolagnia es
una parafilia
en
la que
la fuente de placer proviene no de la práctica sexual sino de una
canción, de una melodía, de la música en sí
(y esta no tiene por qué ser erótica ni sugerente). Esto es, la
mayoría disfrutamos del placer de una buena composición pero los
que sufren de melolagnia van más allá, encontrando un auténtico
placer sexual en los tonos, las voces y todo lo que rodea la
composición musical.
En
relación a los sonidos, tenemos otras
parafilias curiosas:
la acusticofilia
en la que el aumento de la excitación se produce al oír sonidos
específicos a través de las paredes; el audioerotismo,
en el que el placer sexual se obtiene por escuchar conversaciones
íntimas, suspiros sexuales u otras formas de expresión íntimas que
procedan de otra pareja; la ofolagnia
en la que la excitación sexual viene motivada al escuchar canciones
o ruidos eróticos o la ligirofilia,
en
la que el placer
sexual
se obtiene mediante ruidos fuertes.
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