Las
plumas ofrecen una adecuada cobertura frente a la humedad y el frío,
pero en ocasiones, esta no basta.
Las
especies de aves
no
migratorias han desarrollado distintas estrategias para sobrevivir
cuando bajan mucho las temperaturas. Así, algunas
buscan enclaves para nidificar que se encuentren al abrigo del
viento,
como rocas y árboles perennes.
Otras,
como las perdices nivales de Svalbard, Lagopus
muta hyperborea,
que habitan en algunas islas del océano Glacial Ártico, acumulan
grandes cantidades de grasa antes de que llegue el invierno.
Sus reservas llegan a equivaler al 32% de su masa corporal,
y se localizan sobre todo en la región abdominal y alrededor del
esternón.
Además,
cuando el frío aprieta, la
mayoría de estos animales
pueden
reducir considerablemente su metabolismo
y temperatura interna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario