El
riesgo de hipotermia y congelación es real, aunque las temperaturas
no sean demasiado gélidas.
Por
muy crudos que estén siendo cada vez más los inviernos, las muertes
por frío son cada vez menos frecuentes. Excepto entre esa porción
de desafortunadas personas que no tienen hogar y subsisten en las
calles como pueden. Ellos son quienes corren más peligro en los días
y noches invernales.
Y,
¿sabes que la muerte por frío puede producirse aunque una persona
realmente no sufra congelación? Tal
y como explican en LiveScience, la temperatura media corporal es
de 37ºC, pero se dice que se comienza a sufrir de hipotermia, cuando
desciende por debajo de los 35. Y lo preocupante es que la hipotermia
puede producirse en ambientes relativamente fríos, sin necesidad de
que las temperaturas sean excesivamente gélidas. Especialmente si
hay mucha humedad.
Se
estima que con una temperatura corporal de 34º C, una persona que no
esté apropiadamente vestida, puede experimentar un cuadro
preocupante de hipotermia. Cuando la temperatura de nuestro cuerpo
desciende, el flujo sanguíneo se ralentiza, y los órganos empiezan
a no funcionar de forma óptima. Se calcula que una persona puede
morir por esta causa, si su temperatura corporal baja hasta los 21º.
La
congelación es otro riesgo que tampoco hay que infravalorar. Y,
contra lo que se pueda pensar, no hacen falta temperaturas demasiado
frías para sufrirla, especialmente en los dedos de las manos y los
pies. Es debido a que el frío provoca que el organismo reduzca el
flujo sanguíneo de dichas zonas, para favorecer el funcionamiento de
los órganos, lo que las hace más vulnerables.
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