El
gorro puntiguado o
cucurucho de cartón que estiliza y cubre la figura
de los nazarenos en las procesiones de Semana Santa, denominado
capirote,
tiene su origen en la época
de la Inquisición. De hecho, a los condenados
por el tribunal de la Inquisición de la Iglesia Católica en la Edad
Media se les colocaba un gorro similar, que normalmente llevaba
pintadas figuras alusivas
al delito cometido o a su castigo (por ejemplo las
llamas del infierno).
Por
su significado penitencial, las hermandades sevillanas lo adoptaron
en el siglo XVII, y la costumbre se extendió pronto a otras ciudades
españolas. La forma
cónica del capirote alude al acercamiento del penitente al cielo.
La tela que cae sobre la cara y el pecho sirve para ocultar el rostro
y preservar la identidad del penitente.
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