El
arco iris en el arte representa
el pacto entre Dios y la Humanidad, el puente entre el cielo y la
tierra, el elemento que une y separa a la vez el Reino de los Cielos
del Reino de Dios en la Tierra.
Suele aparecer en las escenas que representan el Juicio
Final. La idea
se toma de la Biblia (Génesis
9,11), que
presenta el arco iris como una señal benevolente de parte de Dios;
indica que a partir de ese tiempo ya no volverá a haber ningún
diluvio.
Así
se representa, por ejemplo, en El
Juicio Final de Hans Memling,
El Juicio Final de Lucas Van Leyde, etc.
La lista sería muy larga, sin embargo
Miguel Ángel no lo representó en su Juicio
Final:
fue una de las transgresiones que se permitió y que tanto
desconcertaron a la iglesia.
Mágico
y misterioso, el arco iris expresa la idea de unión, de relación y
de interacción entre el cielo y la tierra.
Considerado
el puente
de unión entre ambos, se lo asocia con los dioses y representa la
comunicación y el vínculo que establecen con los humanos.
Como
símbolo de ascensión, es el camino que permite lograr la elevación
del espíritu, acceder a estratos superiores y alcanzar la morada de
la deidad.
Para
el cristianismo es sinónimo del final de la ira divina (después
del
diluvio) y refleja una nueva alianza y una nueva oportunidad, bajo
este aspecto, el arco iris se relaciona con la renovación y el
comienzo de un nuevo ciclo.
Algunas
obras que lo representan:
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