Hacer una cosa "a la chita callando" significa hacerlo con mucho sigilo, con disimulo o en secreto. Hay diversas teorías sobre su origen.
Según
algunos expertos como Julio Cejador, su origen se remonta a un
antiguo juego llamado chita que se jugaba con tabas o huesos
(astrágalos). Otros lingüistas aseguran que se remonta a la Edad
Media, cuando en la época almorávide los árabes introdujeron en
España un felino parecido al guepardo, llamado saeta o chita, que
por su agilidad y ferocidad se utilizaba para cazar. Cuando Alfonso X
decidió prohibir su uso con fines cinegéticos, muchos cazadores
siguieron usándolo a escondidas.
Por
su parte, José Luis García Remiro, en el libro ¿Qué queremos decir cuando decimos?, defiende que derivaría del interjectivo
¡chist!, que es un gesto sonoro que utilizamos para imponer silencio
cuando necesitamos que nuestra llamada se sobreponga y no quede
ahogada por el griterío que queremos acallar. De la misma familia
es Chitón, una palabra para imponer silencio, que solemos decir
poniendo el dedo en la boca, concluye García Remiro.
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