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EMILY DICKINSON, LA POESÍA ENCERRADA

De indiscutible peso en el canon occidental, a Emily Dickinson (1830-1886) el éxito no la visitó en vida. Es común hablar de su encierro, de su escritura desatada (temporadas en que escribía 300 poemas al año) y de su aversión a publicar: murió con apenas siete poemas publicados con seudónimo y dejó en casa cientos de cuadernos, con apuntes, diarios y cartas.

Aunque los conocidos de Dickinson probablemente sabían de sus escritos, no fue hasta después de su muerte, en 1886, cuando Lavinia, la hermana pequeña de Emily, descubrió los poemas que esta guardaba y pudo hacerse evidente la amplitud de su obra.

Vida oculta
Aunque provenía de una familia de prestigio y con fuertes lazos con su comunidad, Dickinson vivió gran parte de su vida recluida en su casa. Considerada una excéntrica por sus vecinos, tenía predilección por vestir siempre ropa blanca y era conocida por negarse a saludar a los invitados, y en los últimos años de su vida, por ni siquiera querer salir de su habitación. Dickinson nunca se casó y la mayoría de amistades que tenía dependían completamente de la correspondencia.

Proverbial silencio público de la poeta
Su poesía suma lectores doscientos años después de su muerte, tan fascinados por su obra como por su escurridiza figura (solo se conservan dos imágenes de ella: un daguerrotipo y una pintura).
Su vida privada ha permanecido siempre velada al público, pero solo hace falta echar una mirada a sus poemas para descubrir en ellos una coherencia, pasión e intensidad extraordinarias. La mayor parte de su obra se ocupa de su amor hacia alguien (un hombre o una mujer) —cuyo nombre jamás es mencionado— con quien no podía casarse.
Es un misterio, el de su vida, que se traslada directamente a sus poemas: la imaginería, las complicadas alegorías de Dickinson han generado debates y una libertad interpretativa de lo más estimulante.

Puntuación selvática
Con ella -con sus poemas- se han peleado poetas y estudiosos dispares, de Juan Ramón Jiménez (el primero en celebrarla entre nosotros) a Lorenzo Oliván, de Manuel Vilalr Raso a José Luis Rey.
Sus poemas son únicos en comparación con los de sus contemporáneos: contienen líneas cortas, por lo general carecen de título, contienen rimas consonantes imperfectas y una puntuación poco convencional.
La muerte es uno de los grandes temas dickinsonianos, como lo es la duda religiosa, la naturaleza fría (nada sentimental), la creación artística o el matrimonio, el amor o el erotismo. El yo del poeta, siendo mujer, es femenino y así ha de expresarse y reconocerse.
Aunque su poesía es única, tiene un estilo inimitable y no puede ser confundida con la de ningún otro poeta del mundo por el lector avisado, por su importancia y trascendencia en las letras de habla inglesa se la ha comparado con poetas como Edgar Allan Poe, Robert Frost o William Wordsworth.

Por qué gusta Emily Dickinson

El caso de Emily Dickinson es muy especial en la literatura norteamericana, porque la gran popularidad de que gozó y goza después de su muerte hace que muchas veces la opinión pública olvide lo aislada que estuvo en vida. Por lo tanto, no son muchas las influencias que su poesía recibió de sus contemporáneos ni de sus predecesores, así pues, las tres principales influencias que pueden rastrearse en el trabajo de esta poetisa son la Biblia, el humor norteamericano y Ralph Waldo Emerson. Al igual que en Whitman, los fraseos y la filosofía de Emerson son claramente visibles en la poesía de Emily Dickinson. La explicación es posiblemente que los tres pertenecían al ambiente rural de la Nueva Inglaterra de su época y que se admiraban mutuamente (aunque los dos poetas nunca conocieron los poemas de ella). Emily puede haber copiado la estructura de los cuartetos de Emerson —a los que ambos eran muy afectos—, y seguramente se vio influida por la teoría ética del trascendentalismo, el ritmo gracioso y la permanente renuncia a la vida de ciudad y la exaltación de la pastorela rural que Emerson preconizó hasta su muerte. Emily Dickinson aludió en muchas oportunidades a los «festines» que se daba con escritores, novelistas y poetas de diversas procedencias, pero primordialmente ingleses y estadounidenses contemporáneos o primitivos. Disfrutaba especialmente de Alfred Tennyson, Samuel Taylor Coleridge, Nathaniel Haethorne, Washington Irving, Charles, Dickens, Bulwer Lytton, John Keats y Robert Browining. También admiraba a mujeres de éxito en su tiempo, como George Eliot, George Sand o las hermanas Brönte.
A pesar de que tuvo una crítica y recepción desfavorable y escéptica entre finales del siglo XIX y principios del XX, Emily Dickinson está considerada de forma casi universal como uno de los más importantes poetas estadounidenses de todos los tiempos.

¿Fue por vergüenza que la poeta decidió recluirse y escribir para sí misma?


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