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Pero ¿qué originó el uso de esta expresión? Antiguamente en España cada propietario de un carruaje tenía la potestad de elegir la cantidad de mulas o caballos que deseaba que tirasen de su carruaje, pero el rey y los nobles tenían una prerrogativa para diferenciarse de aquellos inferiores a ellos: podían atar el tiro delantero (la caballería) a sus carrozas a una distancia mayor que los demás, como reconocimiento a su posición social. Esto hacía que los Grandes fueran fácilmente reconocibles de los demás, aunque estos otros tuvieran los mismos o más animales.
Con dicha finalidad se separaba los animales delanteros (el tiro delantero) de los traseros mediante el uso de largas correas o tirantes, llamados tiros largos.
Con el tiempo se asimilaron los tiros de caballería a las prendas que personas de alta alcurnia vestían.