Explorador
noruego precursor de la primera expedición polar noruega. Ideó el
"Pasaporte Nansen", que permitió la repatriación de
450.000 prisioneros de la I Guerra Mundial de 26 países. Por esta
acción recibió el premio Nobel de la Paz en 1922.
Marino,
diseñador naval, científico, oceanógrafo, zoólogo, diplomático,
escritor, antropólogo, esquiador, político, destacado humanista,
premio Nobel y explorador, su
aportación a la nación nórdica, a la exploración polar, al
conocimiento y al sentimiento humanitario es importante, potente y
variada.
Su
aportación a la exploración polar fue la más decisiva: si bien la
mayoría de sus predecesores había realizado algunas aproximaciones
a las regiones árticas en la estación estival al considerar
insoportables las condiciones invernales, la invernada de William E.
Parry entre 1819 y 1820 supuso un paso determinante. Nansen tuvo muy
en cuenta esta experiencia junto a otras grandes aportaciones
exploratorias cuando, en 1888, emprendió su propia aventura al
Ártico.
No
era un simple científico anónimo cuando propuso su idea, era todo
un atleta y una celebridad nacional. Por eso cundió el desconcierto
cuando, en el apogeo de su popularidad, sorprendió al mundo con su
absurda idea para llegar al Polo
Norte.
Uno
de los mayores peligros a los que se enfrentaban los expedicionarios
era el de quedar atrapados entre los hielos en mar abierto al llegar
el invierno. Cuando eso ocurría, invariablemente, la presión de la
banquisa, que es la capa de hielo marino que se forma en los océanos
Ártico y Antártico,
hacía pedazos los barcos y la situación se volvía crítica para
los tripulantes.
Por
eso todo el mundo se echó las manos a la cabeza cuando, en 1890,
este noruego propuso la idea más descabellada que pudiera imaginarse
para alcanzar el polo: navegar hacia el norte hasta quedar atrapado
premeditadamente por la banquisa polar y, después, limitarse a
esperar tranquilamente a que ésta llevase a su barco de paseo por el
Polo.
Y
por sorprendente que pueda parecer, Nansen consiguió reunir los
fondos necesarios para llevar a cabo su arriesgada idea, así como la
colaboración de un ingeniero naval que supo hacer realidad el barco
que él había imaginado. Lo llamaron Fram
(“Adelante” en Noruego).
Aunque
fracasó en su intento de alcanzar el Polo Norte, sin embargo el
relato de su fracaso constituye uno de los viajes más grandiosos de
la historia de la exploración.
Una
preparación exahustiva del desafío a emprender, el conocimiento y
la adopción de las formas de vida de la nación inuit, en especial
sus prendas y el uso de perros fueron las claves de su manera de
afrontar los retos polares y de conseguir el éxito. Su capacidad
para soportar los rigores del Ártico y su sensibilidad por las
causas científicas y las empresas humanitarias le merecieron el
premio Nobel.
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