Pintor
francés
que, junto a Juan Gris y Pablo Picasso, fue uno de los tres padres
del cubismo. Braque es uno de los artistas más importantes del siglo
XX.
Pintor,
grabador y escultor, protagonizó dos capítulos imprescindibles de
la historia del arte moderno: la creación, junto con Pablo Picasso y
Juan Gris, del Cubismo, y la invención de la técnica del collage, a
través de su experimentación con los papiers
collés
(“papeles pegados”). Posteriormente, centró su obra en la
exploración metódica de la naturaleza muerta y del paisaje.
Braque
se convirtió en el pintor francés moderno por excelencia, heredero
de la tradición clásica, y también representante de la vanguardia,
precursor de la abstracción de posguerra.
Las
etapas de su trayectoria artística van
desde el Fauvismo —expuso con los jóvenes fauves en el Salon des
Indépendants de 1907— hasta su producción tardía, que culmina en
las deslumbrantes series dedicadas a los talleres y a los pájaros,
poniendo especial énfasis en las fases más destacadas de su obra,
como el Cubismo, las pinturas de canéforas de los años veinte o sus
últimos paisajes, que tanto admiraba Nicolas de Staël.
Trabajó
en estrecha colaboración con Picasso, dando vida a la fase llamada
cubismo analítico (Naturaleza
muerta con instrumentos musicales),
y más tarde a la denominada cubismo sintético (Vaso
y violín).
A
diferencia de Picasso, que plasmó con frecuencia la figura humana,
Braque prefirió, a lo largo de toda su trayectoria artística, la
naturaleza muerta, en la que introdujo novedades significativas, como
el empleo del collage o la incorporación de letras y números. En
sus bodegones cubistas juega con el espectador, invitándole a
reconstruir los objetos a partir de las diversas perspectivas que de
ellos introduce en sus obras.
Después
de la Primera Guerra Mundial, el artista prescindió de los trazos
angulosos y las líneas fuertemente geométricas de su etapa anterior
para inclinarse hacia la línea curva en un nuevo repertorio de
temas: los Guéridons
(naturalezas muertas sobre una mesa redonda), las Pequeñas
chimeneas
(1919-1927), las Canéforas
(1922) y, sobre todo, los Ateliers
(1948-1955), donde recrea ambientes interiores en clave simbólica.
Braque, que fue también ilustrador, escenógrafo, escultor y
grabador, alcanzó un importante reconocimiento en vida y dejó una
profunda huella en el desarrollo de la pintura.
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