Seudónimo
de Juan
Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz es
un poeta
y prosista mexicano,
aunque el
valor de su prosa desmerece si se la compara con sus producciones en
verso.
Auténtico
poeta modernista, verdadero hijo literario de Rubén
Darío,
plenamente mexicano: las intuiciones religiosas de su juventud le
inspiraron las páginas de sus Perlas
Negras
y sus Místicas
(1898), en las que puede encontrarse su célebre A
Kempis,
cuyo encendido lirismo no podría ya superar el poeta.
Más
tarde, la influencia francesa y, sobre todo, la española y la
latinoamericana, confieren al espíritu, el sentimiento y la obra de
Nervo una dirección menos mística, unas preocupaciones menos
religiosas, aunque impregnadas de un panteísmo que le da mayor
universalidad, un pálpito más liberal y humano.
Es
la etapa en la que escribe sus Poemas
(1901), seguidos en 1902 por El
Éxodo y las flores del camino,
Hermana
agua
y Lira
heroica.
El ciclo se cerrará en 1905 con la aparición de Los
jardines interiores.
Todas sus producciones muestran un exquisito refinamiento, una
indiscutible preocupación por la perfección de la forma y el
absoluto protagonismo de la estrofa dentro de la escritura.
En
1909 publica En
voz baja,
obra que supone el inicio de su andadura hacia la paz espiritual que,
a raíz de la muerte de su amada, dará paso a la profunda
transformación que vivirá el poeta y que, en consecuencia,
impregnará toda su obra; no puede olvidarse que los conmovidos
versos de La
amada inmóvil
fueron escritos en 1912, aunque sólo aparecieran póstumamente en
1920. A la misma época pertenece también Serenidad
(1914).
Luego,
el lírico evoluciona cada vez más hacia una renunciación que
pretende llevar hasta el terreno literario; hay en él una curiosa
influencia de las doctrinas orientales, y su primitivo sentido más o
menos místico se convierte ahora en una especie de aspiración al
Nirvana. "La muerte es la libertad absoluta", nos dice en
la prosa de Plenitud;
este espíritu lo sostiene en el verso de Elevación,
El
arquero divino
(de publicación póstuma) y El
estanque de los lotos
(1917).
Sus
actividades como prosista se iniciaron con El
Bachiller
(1896), novela corta de carácter autobiográfico. Son evidentes en
la narración las influencias y las aspiraciones naturalistas, sobre
todo en lo que respecta a la presentación de los aspectos más
desagradables y sórdidos de la realidad. Autor prolífico, hizo
también numerosas incursiones en otros muchos géneros, como el
cuento breve, el ensayo y la crónica; destaca entre ellos su estudio
sobre Sor
Juana Inés de la Cruz,
publicado con el título de Juana
de Asbaje
(1910).
Una
recopilación de sus obras en prosa ya conocidas y de otras inéditas
hasta entonces apareció póstumamente en la edición que, en 1938,
publicó Alfonso Méndez Plancarte, acompañándola por el estudio
Mañana
del poeta.
Entre sus obras narrativas merecen citarse Pascual
Aguilera,
El
domador de almas,
los cuentos de Almas
que pasan
(1906) y algunas de las novelas cortas y narraciones escritas en los
años postreros de su vida. Sus Obras
completas,
ordenadas por el escritor y humanista Alfonso
Reyes,
que se encargó de la edición, aparecieron en Madrid, de 1920 a
1928, en veintinueve volúmenes.
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