A
finales del siglo XVI, con la producción masiva de naipes, los
impresores franceses eligieron a cuatro personajes emblemáticos de
la Historia y agregaron sus nombres a las cartas de los reyes.
Alejandro
Magno fue
una de las caras seleccionadas para ilustrar la baraja. Considerado
uno
de los mejores militares de toda la Historia,
fue elegido para aparecer en la carta del rey
de tréboles.
Para
el rey
de espadas,
el
monarca escogido fue el judío David,
pues se cree que fue el rey más justo que la humanidad pudo tener.
De igual forma, tienen
mucho que ver las espadas en la justicia y
la devoción a Dios.
La
carta del rey
de corazones
pertenece a Carlomagno, ya que se
reconoce que fue uno de los soberanos con el corazón más noble;
además de poseer una gran inteligencia, luchó por mantener a salvo
su pueblo.
La
representación del rey
de diamantes
corresponde al romano Julio César.
Le fue otorgada esta carta debido a la codicia y avaricia que se le
atribuyen a este gobernante del Imperio Romano.
La
curiosa singularidad de las
figuras de la baraja francesa es que tienen nombres propios,
aunque no siempre han sido los mismos, ya que han ido variando según
el gusto de la sociedad y los vaivenes de la Historia. Por ejemplo,
durante la Revolución francesa, los
reyes se convirtieron en ciudadanos,
representados por personajes clásicos: Solón, Platón, Catón y
Bruto.
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