La directora y fotógrafa alemana, Leni Riefenstahl, murió el 9 de septiembre de 2003, a la edad de 101 años.
Helene Bertha Amalie «Leni» Riefenstahl (Berlín, 22 de agosto de 1902 –
Pöcking, Baviera; 8 de septiembre de 2003) fue una actriz, fotógrafa y
cineasta alemana, célebre por sus talentosas producciones
propagandísticas del régimen de la Alemania nazi.
Comenzó su carrera
artística aprendiendo danza y a causa de una lesión de rodilla se
retiró brevemente; en una visita al doctor se impactó al ver un póster
de una película y en ese momento decidió ser estrella de cine (como lo
especifica la misma Leni en el documental "The Wonderful, Horrible Life
of Leni Riefenstahl (1993)"). Se inició en el cine como actriz y
posteriormente pasó a la dirección con “La luz azul” (Das Blaue Licht,
1932) que, tras ser premiada en el Festival de Venecia, la lanzó a la
fama internacional.
En ese mismo año escuchó a Adolf Hitler en un
mitin y le ofreció todo su talento y colaboración. Éste le ofreció
filmar la concentración del Partido Nazi en el Zeppelín de en 1933 y
Riefenstahl aceptó la propuesta y realizó lo que hoy se conoce como La
Trilogía de Núremberg, uno de los documentales político-propagandísticos
más efectivos jamás filmado, formada por “Der Sieg des Glaubens”
(“Victoria de fe”, 1933), “Triumph des Willens” (“El triunfo de la
voluntad”, 1934) y “Tag der Fraiheit: Unsere Wehrmacht” (“Día de
libertad: nuestras Fuerzas Armadas”, 1935).
Su siguiente obra
importante como directora fue el megadocumental de más de cuatro horas
de duración Olympia (Parte I Festival de las Naciones y Parte II
Festival de la belleza, 1938), en la que filmó los Juegos Olímpicos de
Berlín 1936, conocidos como las Olimpiadas de Hitler. Verdadero hito
cinematográfico ya que nunca antes se habían filmado unos JJ. OO. Pesa
la controversia de ser también un trabajo propagandistico a favor del
régimen nazi, debido a su alto contenido político, aun así, cabe
destacar los peculiares enfoques en los detalles instantáneos del
movimiento, las tomas en cámara lenta (hoy en día, sus técnicas de tomas
en movimiento son muy usadas) además de introducir avances técnicos y
de producción utilizados por Riefenstahl en estos trabajos, ya que fue
pionera en la utilización de medios y formas de rodaje y post-producción
muy comunes hoy día en las producciones audiovisuales, pero
indudablemente innovadores en la época.
Leni Riefienstahl obtuvo del
régimen nazi toda clase de recursos económicos y técnicos y un fuerte
apoyo como cineasta; gozó no solo de poder acceder al cercano círculo de
amistades de Hitler, sino también de muchas garantías y excepciones, a
diferencia de otros cineastas alemanes de la época. En 1938, ya con una
gran fama precedente como cineasta del nazismo, Hollywood la invitó para
promover la película Olympia; sin embargo, la persecución de los judíos
en Alemania la perjudicó notablemente en sus objetivos cuando estaba
recién llegada a los Estados Unidos. A pesar de que muchos críticos que
vieron en privado el film, declararon que era una obra de arte y no un
apostolado del nazismo, sin embargo no la apoyaron debido a presiones de
la una liga antinazi muy poderosa en los medios estadounidenses. Aun
así intentando no perder el viaje, pudo entrevistarse privadamente con
Walt Disney, pero este, cortésmente, rechazó ser su aval ante los
ejecutivos de Hollywood.
Poseedora de una figura y belleza
excepcionales, su estilo y figura fueron tipificados y caricaturizados
como el arquetipo de mujer fatal del régimen nazi en muchas cintas de
dibujos animados y filmaciones norteamericanas de la época, cosa que
ella rechazaba.
Si bien Leni Riefenstahl posteriormente arguyó ser
simpatizante de Hitler en sus inicios, progresivamente fue
distanciándose de la figura del gobernante. Negó haber sido además
amante de Hitler, auqneu era amiga de Rudolf Hess y amiga personal de
Albert Speer, y se estableció una profunda animadversión mutua con
Joseph Goebbels.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Leni
tuvo problemas en su vida privada por persecuciones del régimen francés
que la dejaron en la miseria económica, y, por si fuera poco, su
matrimonio fracasó debido a la infidelidad de su marido. Riefenstahl
rechazó estar vinculada con el régimen nazi, aduciendo que sus filmes y
trabajos sólo habían sido producto de un servicio profesional contratado
y que ella había cumplido de acuerdo con las directivas nazis sin hacer
una apología por convicciones personales. Finalmente, en 1948, fue
eximida de culpabilidad y declarada solo como una simpatizante del
nazismo; no obstante, el daño económico y moral ya estaba hecho.
A
partir de la década de 1950, Riefenstahl inició una nueva y estimulante
etapa profesional, esta vez como fotógrafa. A finales de la década
siguiente produjo una detallada y bella documentación fotográfica sobre
un pueblo africano, los Nuba, y en años posteriores realizó varias
producciones sobre la vida submarina. Su estilo fue imitado por varios
fotógrafos de revistas de gran tirada.
Aun en su senectud, Leni
desarrolló una gran actividad en pro de su arte, llegando a sufrir un
grave accidente que le dejó con problemas dorsales y en la cadera
(sobrevivió a la caída de un helicóptero). Riefenstahl falleció a los
101 años en su casa de Poecking, a la orilla del Danubio en la barcaza
vivienda, «Starnberger See», en Baviera. La cineasta, que padecía cáncer
y problemas dorsales, falleció mientras dormía, tras un progresivo
deterioro de su salud.