Si se realizara una encuesta en la que preguntasen
cuál es el origen etimológico de la palabra ‘peluca’ la mayoría
de las personas responderían (y con cierta lógica) que proviene de
la palabra ‘pelo’.
Pero no, ese no es su origen y, aunque parezca
sorprendente, los términos peluca y pelo no tienen la misma
procedencia etimológica.
En castellano recibimos la palabra ‘peluca’
desde el francés medieval ‘perruquet’ y este era el modo por el
que se llamaba a los loros (actualmente ‘perroquet’). En el siglo
XV muchos fueron los miembros de la judicatura francesa que
destacaban por la verborrea que tenían a la hora de exponer sus
argumentos, por lo que comenzaron a recibir el apelativo de loros
(perruquets). Al ir provistos de unas vistosas pelucas hizo que el
conjunto en si tomase ese nombre.
Del francés ‘perruquet’ llegó al catalán
‘perruca’ y de éste al castellano como ‘peluca’, perdiendo
rápidamente las erres y sustituyéndose por una “ele” gracias a
la clara influencia del término ‘pelo’ (debido a que una peluca
estaba hecha de pelo postizo).
Por su parte, el término ‘pelo’ proviene del
latín ‘pilus’ de idéntico significado.