Fomentar
la lectura es fomentar la imaginación creadora. Como decían el
lingüista Vigotsky y el pedagógo Gabriel Janer Manila, la
imaginación creadora permite proyectar otros futuros posibles, la
mente creadora tendrá herramientas para buscar caminos alternativos
a pesar de las adversidades. La lectura y la creatividad se conforman
como elementos clave para el desarrollo de las mentes críticas y
libres.
Y
el verdadero sentido del trabajo de promoción de la lectura es
posibilitar el salto cualitativo desde el saber leer – garantizado
por una educación de base – hacia el querer leer – de modo
gratuito y libre. Esta perspectiva confiere una idea de proceso que
ha de iniciarse en las edades más tempranas, y en el que deben estar
comprometidas la familia, la escuela y la biblioteca. En este
proceso, íntimamente ligado al desarrollo afectivo, intelectual y
social del niño, el libro le aporta información sobre el entorno y
sobre sí mismo, debiendo procurar que la lectura esté en estrecho
contacto con su experiencia vital.
Leer es un acto complejo y no se limita sólo al libro; hay que capacitar al lector para que sepa interpretar y ser crítico con todos los mensajes. Y la animación a la lectura debe despertar y cultivar el deseo y el gusto por la lectura, con el fin de lograr lectores competentes cuya habilidad lectora favorezca el conocimiento personal cívico y cultural necesario para desenvolverse en la sociedad con autonomía consciente y libertad plena.
Leer es un acto complejo y no se limita sólo al libro; hay que capacitar al lector para que sepa interpretar y ser crítico con todos los mensajes. Y la animación a la lectura debe despertar y cultivar el deseo y el gusto por la lectura, con el fin de lograr lectores competentes cuya habilidad lectora favorezca el conocimiento personal cívico y cultural necesario para desenvolverse en la sociedad con autonomía consciente y libertad plena.