El
7 de junio de 1494, España y Portugal firmaron el Tratado de
Tordesillas y establecieron el primer reparto de territorio entre
imperios.
En
localidad española de Tordesillas, se firma el tratado del mismo
nombre, entre los Reyes Católicos y Juan II de Portugal, mediante el
cual se decide el reparto de tierras del Nuevo Mundo entre España y
Portugal con una línea divisoria en el océano Atlántico y sus
territorios adyacentes, permitiendo así el inicio de la colonización
portuguesa de Brasil.
Lo
que hoy llamamos Tratado
de Tordesillas
fue un compromiso suscrito en esta localidad vallisoletana entre los
representantes de los Reyes
Católicos,
Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, y los del rey de Portugal,
Juan
II,
en virtud del cual se estableció el
reparto de las zonas de navegación y de los territorios a conquistar
en el océano Atlántico y el Nuevo Mundo.
La partición se fijó mediante una línea situada 370
leguas al oeste del archipiélago de Cabo Verde.
Su objetivo fue evitar los conflictos de intereses que habían
surgido entre la Monarquía Hispánica y el Reino de Portugal en su
expansión colonizadora por América.
Su
precedente directo es el Tratado
de Alcaçovas,
firmado en 1479 y que ponía fin a la disputa por el trono castellano
entre Isabel
la Católica
y Juana la Beltraneja. Además, se establecían los derechos de
navegación y conquista en el océano Atlántico concediendo a
Castilla las islas Canarias y a Portugal los territorios de Madeira,
Porto Santo, Cabo Verde y las Azores,
así como el derecho a conquistar Fez y la navegación al sur del
paralelo de las Canarias. La expedición de Colón
se había realizado por debajo del paralelo de Canarias, por lo que
teóricamente
había ocurrido en la zona portuguesa.
En
la práctica, el
Tratado garantizó a los portugueses que los españoles no
interferirían en su ruta del cabo de Buena Esperanza,
y a los segundos que los primeros no reclamarían nada en las
recientemente descubiertas Antillas. Además, se rectificaba a favor
de Portugal la demarcación establecida en las bulas pontificias de
Alejandro VI (el papa Borgia),
que había otorgado de facto toda América del Sur a España: ahora
la parte oriental –es decir, el extremo este: Brasil– quedaba
adscrita a los lusos,
lo que llevó al sometimiento a su soberanía tras arribar Pedro
Álvares Cabral
a las costas brasileñas en el año 1500.
Aunque
por Tratado de Tordesillas conocemos sobre todo este convenio de
límites en el océano Atlántico, ese
día se firmó otro acuerdo entre las dos monarquías por el cual se
delimitaron las pesquerías en el norte de África.
Así, el segundo tratado firmado el 7
de junio de 1494
en Tordesillas fijó una veda de tres años a los españoles durante
la cual no podían pescar en las aguas entre el cabo Bojador y el Río
de Oro (Sáhara), aunque sí podían asaltar la costa musulmana
adyacente. Además, españoles
y portugueses se repartieron sus zonas de influencia en el entonces
llamado Reino de Fez
(Marruecos).
Por
todo ello, se puede decir que el Tratado de Tordesillas fue el
antecedente más antiguo conocido de las cumbres políticas de
reparto del mundo entre potencias,
al estilo del Congreso de Viena de 1815 o de la Conferencia
de Yalta
de 1945. Lo insólito en este caso es que el
mundo que se repartía era en su mayor parte desconocido
y estaba por descubrir. Asimismo, ha sido calificado como el primer
tratado moderno de la historia europea, pues por primera vez hubo dos
grupos de peritos (españoles y portugueses) al lado de los
diplomáticos que llevaban las conversaciones, asesorándoles
técnicamente.
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